El gobierno de Zapatero gasta en publicidad lo que no invierte en solucionar los problemas de los ciudadanos. Concretamente ha dedicado a campañas de publicidad 684 millones de euros este año. Todo para intentar lavar la evidente imagen de incapacidad que para gobernar tienen los españoles de Zapatero. La cifra total de dinero público que malgastará al finalizar la Legislatura es un insulto a las dificultades y estrecheces con que las familias españolas tienen que llegar a fin de mes.
Y además es inmoral que Zapatero malgaste en publicidad veinte veces más que invierte en frenar la violencia de género, más del doble que en dependencia y veinticinco veces más que en guarderías.
El hecho de que Zapatero dedique mucho más dinero público a vendernos una imagen que no tiene, que a solucionar los problemas reales de los españoles es algo que le pasará factura en marzo próximo. Pero no se conforma con ello, también se permite el indecente lujo de malgastar un 71 % más de dinero público en asesores, comparado con el anterior gobierno del PP. Total casi nada.
La corte faraónica de Zp cuenta con 656 asesores, 106 más que en el gobierno anterior, todos con cargo al erario público, es decir que pagamos todos y cada uno de los españolitos con nuestros impuestos. Y es que, Zapatero ha sido capaz de evidenciar su despilfarro y descontrol inflacionista hasta para contratar asesores, llevándose la palma su famosa y discutida oficina económica, sobre la que planea la sombra de la corrupción. ¿Dónde está su Código del Buen Gobierno que recomendaba austeridad? Simplemente, Zapatero predica aquello de “haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga”.
¿Y qué me dicen de Manolo Chaves? presidente del PSOE, y a su vez de la Comunidad Andaluza, que después de haber sido ministro y llevar gobernando Andalucía alrededor de cinco lustros declara que solo cuenta con un piso de renta baja y apenas tres mil euros en su cuenta corriente. ¿Qué hace con todo lo que ha ganado?, ¿gastárselo?, difícil, para eso tirará de gastos de representación. Seguramente se lo llevará a Marruecos y por eso dijo que allí estaba como en casa. Eso sí, su comunidad sigue a la cola de España, aunque nosotros solo estamos dos puestos por delante.
¿Y aquí?, en nuestra querida Castilla La mancha, ¿que tenemos que ver con el tema? Pues estamos en lo mismo. Llevamos días comentando la barbaridad que supone subirse el sueldo un 75%. Es lo que quiere hacer nuestro presidente heredero, el Sr. Barreda. Sí, ese que habla de diálogo, consenso, acuerdos, todos unidos en la misma dirección, bla bla bla, pero que actúa contra todo lo que dice, con sectarismo e imposición.
Quiere subirse el sueldo en 50.334 euros, es decir, más de ocho millones y medio de pesetas de lo que cobra a día de hoy, burlándose del actual poder adquisitivo de los castellano-manchegos, quienes tienen muchos problemas para estirar su sueldo y cubrir cada mes. Y no digamos con el incremento de sueldo que aplicará a los funcionarios de la propia JJ.CC., que apenas será del IPC o por debajo de éste. Pero no queda aquí la cosa. También los consejeros de su gobierno quieren subirse el sueldo, aunque menos, solo un 50%. Pobrecillos. Total, incluyen un nuevo artículo en la Ley de Presupuestos y todos contentos. Al menos la clase dirigente, el resto a ver como llega a fin de mes.
Para hacernos una idea y entender esta subida, el próximo 2008, Barreda pretende cobrar 117.183 euros de las arcas públicas regionales, mientras, hasta el 60,6% de los trabajadores castellano-manchegos se incluyen en el colectivo de mileuristas, es decir, cobran una décima parte de lo que quiere cobrar el Sr. Barreda y los pensionistas de nuestra comunidad, percibirán veinte veces menos que nuestro insigne presidente.
Mención aparte merece el hecho de que, según los presupuestos presentados para el próximo año en nuestra comunidad, la inversión prevista “per cápita” será apenas una cuarta parte de los 1.775 euros que en impuestos pagaremos cada castellano-manchego, o lo que es lo mismo, tres de cada cuatro euros de nuestros impuestos, los dedica Barreda a gastos, entre ellos su sueldo y el de sus altos cargos.
Pero si comparamos esa subida con las dificultades de nuestros jóvenes para incorporarse al mercado de trabajo, encontrar vivienda asequible a sus bolsillos y poder iniciar una vida por su cuenta, solo se me ocurre calificarla de insultante.
Seguro que esto lo tendrán presente los castellano-manchegos el próximo marzo.
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