Muchos llevamos meses pidiendo la reducción y austeridad del gasto público. Pero nuestros iluminados gobernantes hicieron oídos sordos, creyendo que la pasta pública no se acabaría nunca. Claro que en esto también estaban equivocados. Malgastar trae consigo que la teta se seca y no da más leche. Y entonces hay que inventar cómo seguir exprimiendo a los de abajo para poder hacer frente a los caprichos y despilfarros a los que se han acostumbrado. Por eso que los socialistas zapateriles den la vuelta al calcetín de sus políticas sociales, con la misma facilidad con que ayer defendían todo lo contrario, no sorprende ya a nadie. Esta gente hoy dice una cosa, mañana la contraria y pasado otra distinta. Todo sin sonrojarse ni inmutarse. Es su forma de ser. Tienen más cara que espalda y la vergüenza la perdieron hace tiempo.
Ellos, a la vez que recortan derechos sociales, congelan las pensiones y bajan el sueldo a los empleados públicos, utilizan tres aviones que pagamos todos, para llevar tres ministros de Zparo a Bruselas, con apenas media hora de diferencia, lo que significa que, o no se tragan entre ellos y por eso han de viajar por separado, o tienen tanta costumbre de abusar del dinero público que no se paran en cuestiones menores.
Como el socialista Alcalde de Sevilla, que mientras voló a Barcelona a ver la final de la Copa del Rey de fútbol, envió a su coche oficial por carretera, para poder callejear por la Ciudad Condal. No iba a coger un taxi como un simple mortal. Por eso no es de extrañar que Sevilla tenga más de 300 vehículos oficiales, el mayor número por metro cuadrado del mundo. Una nimiedad comparada con la flota de la Junta socialista de Extremadura, que cuenta con 1.637 coches oficiales. Y todo para solo dos provincias. Claro que si su vicepresidenta primera tiene asignados once coches, las cuentas salen fácil. Utilizará un coche oficial cada mes, menos agosto que se irá de vacaciones.
Aquí tampoco vamos descalzos. Hace dos años teníamos catorce Consejerías, y ahora funcionamos igual de mal con solo siete, lo que nos hace preguntarnos ¿qué hemos estado haciendo todo este tiempo? Solo gastando dinero público en mantener a una corte de plañideras socialistas colocados a dedo y que ahora, en vez de mandarlos a su casa y ahorrarnos sus sueldos y prebendas, Barreda simplemente los ha recolocado, o lo que es lo mismo, cambiado de sitio, pero siguen viviendo a nuestra costa. Eso sí, el guiño de bajarse el sueldo un 15% no hará que nos olvidemos de la subida del 75% que hace pocos meses se auto concedieron. Así también me bajaría yo el sueldo.
Pero lo que clama al cielo es que, todos los recortes anunciados por el socialista Barreda, pretenden ahorrar 100 millones de euros, muy por debajo de los 140 millones de euros de dinero público, que los socialistas han decidido facilitar a su media docena de amiguetes del aeropuerto, para que sigan llenándose los bolsillos a nuestra costa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario