“Creía que teníamos una gripe, un catarro, pero nos hemos encontrado con un proceso de neumonía”, son las acertadas palabras de Mariano Rajoy, que reflejan la situación real en que se encontró España cuando llegó al gobierno. Malgastar el año pasado 90.000 millones de euros y ocultar un déficit de otros 20.000, nos supone tener que pedir prestados hasta 50.000 millones de euros más a los mercados exteriores. Y eso, todo eso, hay que pagarlo más pronto que tarde.
Está claro que esa situación condiciona cualquier programa, cualquier intención, como subir los impuestos cuando tu has prometido bajarlos, hasta el punto de obligarte a tomar decisiones en contra de tus convicciones. Así lo ha reconocido, y le honra por ello, Mariano Rajoy. Decir que ha tenido que cambiar o adaptar su programa a las mentiras e hipotecas heredadas no todos lo harían.
En lo que no ha cambiado es en su convicción de lo que necesitamos para salir del pozo en que nos han metido los socialistas; austeridad en el gasto público, es decir que no volvamos a gastar más de lo que tenemos; estímulos, como los 35.000 millones de euros para que PYMES y autónomos cobren lo que las administraciones públicas les adeudan desde hace años; y reformas estructurales, como las emprendidas desde que llegó al gobierno. Y en ese camino asegura que continuará.
Pero una de las cuestiones en las que más insiste Rajoy y que más me llama la atención es que, las PYMES y autónomos ya han hecho su ajuste, y ahora le toca hacerlo a las administraciones, o lo que es lo mismo, hay que fijar un tope de gasto, eliminar duplicidades y recuperar una unidad de mercado.
Toda decisión restrictiva conlleva lógicamente un desgaste. Cuando alguien te toca el bolsillo, cuesta mucho piropearlo, pero la situación es tan difícil que la mayoría lo entiende y somos conscientes de que no hay más remedio que hacer lo que se está haciendo.
Así lo demuestra el último sondeo del CIS, según el cual, a pesar del desgaste, el gobierno mantiene 11 puntos de ventaja sobre los socialistas, responsables de nuestra ruinosa situación.
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