Esta legislatura que acaba comenzó con el falso mal llamado proceso de paz, que no era otra cosa que sentarse con los asesinos para negociar y comerciar con ellos. Zapatero se empeñó en saber que precio teníamos que pagar para que dejaran de matar. Necesariamente había que silenciar a las víctimas, condenando al olvido a aquellos que sufrieron en sus carnes el terror y el dolor. Ahora, que la negociación parece estar rota, los socialistas de Zapatero, siguen negándose una y otra vez a cerrar definitivamente la puerta del diálogo, de la cesión, del pago político a los asesinos para que dejen de amedrentar y causar dolor. Mientras, con la boca pequeña, aparentan firmeza contra el terrorismo, contra aquellos con los que están dispuestos a sentarse otra vez a comerciar.
Hace pocos días, el pasado 18, en el Congreso de los Diputados, el grupo parlamentario popular presentamos una proposición no de ley pidiendo la retirada de los símbolos que rindan honor a los miembros de la organización terrorista ETA. Venía precedida del atentado premeditado, no casual, de dos guardias civiles que estaban trabajando heroicamente para proteger la libertad y la seguridad de todos nosotros. Mañana sus asesinos se sentaran con Zapatero a negociar. Se suman a los cerca de mil muertos y miles de heridos que lleva ETA en su haber, a eso es a lo que Zapatero pretende poner precio.
Desgraciadamente, en una parte inseparable de España, el país vasco e incluso Navarra, se homenajea a los terroristas, a esos valientes que aprietan el gatillo y dan el tiro en la nuca o ponen una bomba a distancia. Les dedican calles y plazas y los nombran hijos adoptivos y predilectos. Estos homenajes han aumentado desde la celebración de las últimas elecciones municipales, con el regreso a las administraciones locales de ANV, gracias a la permisividad y complicidad de Zapatero.
No digo que el gobierno socialista de Zapatero sea el responsable directo de esta situación, pero insisto, lo permite y se hace cómplice de estas actuaciones vergonzosas al haber propiciado el regreso a las instituciones de aquellos que, con el Pacto por Las Libertades y Contra el Terrorismo, los demócratas, habíamos expulsado.
Estoy convencido que cualquier persona decente, sensata y honrada repudia rotundamente esos actos de homenaje. Es más, seguro que defendería cualquier iniciativa para adoptar las medidas necesarias que evitara que ello vuelva a producirse.
Una sociedad decente necesita que sus políticos hagan gestos que eviten dignificar el terror, enviando un mensaje claro y diáfano sobre las terribles consecuencias que provocan quienes no creen en la convivencia, ni respetan la libertad ni la vida, recurriendo al terrorismo. No hay mejor caldo de cultivo para los violentos que la exaltación de los propios terroristas, como tampoco hay mayor castigo para las víctimas que ver a sus verdugos ensalzados y homenajeados.
A pesar de todo lo anterior, los socialistas de Zapatero, hasta en cuatro ocasiones han sido capaces de votar en contra de revocar la resolución que autoriza negociar con ETA. Como han votado en contra de que los delitos de terrorismo no prescriban. También han votado en contra de ilegalizar a ANV o al PCTV. Se han negado a disolver los ayuntamientos que enaltezcan a los terroristas. Siguiendo con la misma sintonía, como no iban a oponerse a adoptar medidas para evitar estos actos de homenaje a los que aprietan el gatillo. Claro que Zapatero y sus muchachos votaron en contra. A pesar se que las víctimas que tanto han vilipendiado injustamente y que tanto han sufrido esta legislatura merecían que, al menos, ahora que acaba la misma, el Parlamento tuviera con ellas un gesto de solidaridad y cercanía, situándonos inequívocamente al lado de ellas.
Lamentablemente el gobierno de Zapatero, con su voto, mostró mas comprensión con los verdugos y sus homenajes. Lo lleva haciendo cuatro años y si vuelve a ganar en marzo lo volverá a hacer. De ti depende.
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