El Debate

El discurso de Zp en el Debate sobre el Estado de la Nación fue decepcionante, quedándose en la propaganda y el auto bombo, sin un argumento convincente. En vez de ocuparse de los problemas reales de los españoles, optó por arremeter contra el líder de la oposición. Es más, Zp no hizo ni una mención al resultado de las elecciones municipales ni a sus causas, haciendo el mejor reconocimiento a su reciente derrota.
Su discurso fue aburrido e inexacto, con datos parciales manipulados y cifras incomprensibles, rutinario y sin ninguna ilusión, copiando propuestas de los programas del PP, como el pleno empleo, las infraestructuras o las ayudas a la familia. Con todo ello, si comparásemos los resultados del gobierno de Zp con los anteriores, la impresión más benévola sería que estamos sufriendo un paréntesis en el progreso y desarrollo.
Zp no ha acertado en lo importante. En su gestión destaca lo negativo, y será recordado por haber sembrado la discordia, desajustado la estructura del Estado y sobre todo por engañar a todos con el gran fraude de la falsa oportunidad para la paz. Por ello, su política hay que calificarla como lamentable. Y es que estamos finalizando una legislatura donde Zp se ha dejado llevar, haciendo demasiados gestos para la galería y siempre echando la culpa a la oposición, pero no ha conseguido, ni siquiera lo ha intentado, solvencia política, seguridad jurídica, confianza económica, una educación competitiva, capacitación tecnológica o avanzar en infraestructuras.
La economía española marcha razonablemente bien, y hay que reconocerle el mérito de no estropearla, como hizo con el agua, la educación, el consenso constitucional o el terrorismo. A pesar de ello, nuestra economía tiene serios problemas como la pérdida de capacidad para competir en el exterior, de poder adquisitivo y de cuotas de mercado. El mejor ejemplo es que, siendo la octava potencia económica del mundo, en educación, innovación, libertad y creación de empresas estamos alrededor del puesto treinta. Sin olvidar que la renta nacional ha caído dos puntos en los dos últimos años y es la más baja de la Unión Europea. Es más, según el CIS, en abril de 2004 los ciudadanos que consideraban que la economía española iba bien o muy bien era del 44%, hoy en día ese porcentaje baja al 27%, todo ello debido a que los avances en renta per capita son débiles o nulos y la convergencia con Europa se ha estancado.
En educación, ZP se ha obsesionado con imponer una formación de adoctrinamiento a nuestra juventud, obviando el mérito, el esfuerzo, la excelencia, la autoridad de los profesores o la calidad de la enseñanza. En inmigración destacar la continuación del efecto llamada y el drama humano, consiguiendo ser el único país al que han censurado el resto de países de la unión europea por su política permisiva y perniciosa en este tema.
El precio de la vivienda, la segunda preocupación de los españoles, ha subido un 39% en sus tres años de presidencia,. Las infraestructuras han avanzado, pero lamentablemente solo con las que el anterior gobierno del PP dejó en marcha o en proyecto, destacando que en muchas de ellas Zp solo ha conseguido paralizarlas o retrasarlas. Con el agua, problema resuelto con el PGOU pactado con el 85% de los afectados, incluido comunidades gobernadas por los socialistas, solo ha creado un problema con su derogación, pero sin aportar una alternativa razonable y creíble.
En cuanto a su pacifismo de pacotilla, negándose una y otra vez a reconocer que las tropas españolas en el exterior van a un escenario bélico, ya sea bajo bandera de la OTAN o de la ONU, está dicho todo. Basta recordar que después de muchos días después de la muerte de soldados españoles en el sur del Líbano, aún no se ha dirigido a los españoles para darles una explicación. Solo esconde la cabeza debajo del ala.
Es cierto que se han hecho Leyes sobre derechos sociales, pero que no compensan las carencias de gestión. Hay que recordar el fracaso en su desarrollo y puesta en práctica que ha supuesto la Ley de Violencia Doméstica.
Pero principalmente, Zp ha incurrido en tres errores capitales. La Ley de la Memoria Histórica, que solo ha supuesto la división de los ciudadanos con grave daño para la convivencia, al empeñarse en determinar quiénes son buenos y quiénes malos.
El Estatuto de Cataluña, que la mayoría de ciudadanos no pedía ni quería, y que solo ha servido para romper el consenso y la solidaridad entre regiones, empeñándose en reinventar la estructura del Estado, la nación y la soberanía del pueblo español.
Y para finalizar, los apaños que se ha traído con los terroristas. En este sentido hay que decir que ha empeñado todos sus esfuerzos en hablar, en negociar un precio político con estos para que dejen de matar. El PP siempre ha ofrecido su apoyo, pero para derrotar al terrorismo, no para negociar con él. Rajoy ha ofrecido una y otra vez su apoyo no su impunidad ni su complicidad. Ahora, gracias a su errática política antiterrorista, ETA está crecida, envalentonada y reconstruida, se sienta en los ayuntamientos, se pasea por Estrasburgo y ha recobrado su esperanza de que un día seamos nosotros los derrotados.
A pesar de todo, Rajoy le ofreció reconstruir el consenso, pero insistiendo que solo para derrotar a ETA. El objetivo solo puede ser uno, que ETA desaparezca, voluntariamente o por la fuerza, no que se calme, no que suspenda su actividad terrorista, o que la disminuya, solo que desaparezca. Para eso solo existe un límite, el respeto a la Ley, y para eso hay que volver al consenso, real, nítido, eficaz, abierto a todos y especialmente a las víctimas.

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