Ermua

En autocar hemos llegado a Ermua. Venimos de Bilbao escoltados por la policía vasca. Hablamos y nos conocemos un poco más. Aparcamos y andando por algunas calles llegamos a la plaza, allí está el frontón y hay congregado un pequeño grupo de personas desconocidas para muchos. Amablemente se acercan y nos saludan. Nos dan las gracias por nuestra presencia y nuestro apoyo. Serios, tristes, pero a reconfortados por no verse solos en estos momentos tan difíciles.
En un balcón justo encima de la plaza, hay una enorme pancarta en euskera a favor de los presos. ¿Como puede estar hay colgada?, me explican que es la sede del sindicato LAB, del entorno de Batasuna. Comienza a lloviznear. Hace frío y la chaqueta no me estorba. En la plaza está el autocar de la Fundación Miguel Ángel Blanco. Sus militantes reparten chapas, pegatinas y sonrisas, también paraguas blancos con la bandera de España y la ikurriña. La tarde sigue gris. Por momentos sigue lloviendo. Continúa llegando gente. Destaca una familia, padre, madre, y tres hijos pequeños, todos de blanco con fajín y pañuelo rojo, y una bandera de Navarra. La plaza se llena. En el centro hay un templete donde suben los representantes de la Fundación Miguel Ángel Blanco y del Foro de Ermua. Va a comenzar el acto.
Antes de que suba, saludo a Mari Mar Blanco. Le trasmito el cariño y el apoyo de Albacete. Me lo agradece con una sonrisa y dos besos. Me dice que para ellos es muy importante que estemos allí. También coincido con Regina Otaola. La saludo y hablamos. Es alcaldesa de Lizartza, reducto batasuno. Ni nacionalistas ni socialistas se han atrevido a presentarse y a los de siempre la justicia no les ha dejado. Cada vez que va al pueblo, el jueves tiene pleno y lo hace a las ocho de la mañana, tiene que avisar a la policía para entrar y salir con ellos. Le pregunto si no tiene miedo. Me contesta que más que miedo tiene dignidad. Me quedo sin palabras.
Interviene Mari Mar Blanco. Agradece la presencia del PP y se queja de la ausencia del PSOE. Vuelve a pedir que unos y otros estén con las víctimas, que se dejen de negociación y diálogo. Solo todos unidos contra los terroristas podremos ganar. Lee un manifiesto que abunda en lo ya dicho. Una joven concejala del PP en Ermua entrega a los padres de Miguel Ángel una caja con una muestra de las miles de firmas recogidas a lo largo de toda España en el autobús de la Fundación. Sus padres no pueden contener las lágrimas. Se nos encoge el corazón. No se oye ni el silencio.
En silencio recorremos varias calles del pueblo hasta llegar al cementerio donde está la tumba de Miguel Andel. La cubren de flores. Arrecia la lluvia. Todos aguantamos. La gente se asoma a los balcones y soportales, nos mira con actitudes encontradas. Apenas somos tres mil. Hace diez años era todo el pueblo. ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Cómo se puede olvidar aquellos días?. No lo entiendo.

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