Ya se conocen algunas propuestas con las que el PP concurrirá a las próximas elecciones generales. Propuestas que aborden de verdad los problemas reales que tiene España. Los problemas que ocupan y preocupan a la gente, a nuestra gente.
Conociendo la España que va a dejar Zapatero y asumiendo que es necesario arreglar los muchos problemas que ha creado en estos años, España debe recuperar la ilusión por sí misma, el protagonismo en el mundo, el crecimiento económico, la capacidad de convivencia y la igualdad entre sus ciudadanos, vivan donde vivan.
Por eso, el programa electoral lo estamos haciendo con y sobre las personas. No nos hacen falta 14 premios Nóbel, porque el PP prefiere escuchar a los ciudadanos. No tienen que venir “sabios” a decirnos cuales son nuestros problemas, porque nosotros somos “gente” que sabemos escuchar a la “gente”.
Con un líder fiable, Rajoy, capaz de sacar a España de los líos en que otros la han metido y volver a la senda de la convivencia, la libertad y el crecimiento generados por nuestra Constitución, que nadie, y menos que nadie un Gobierno de España, debería haber puesto en cuestión, se está elaborando un programa electoral que ofrezca a los españoles respuestas a sus problemas, necesidades y exigencias de hoy. Mientras los socialistas improvisan, viven a golpe de ocurrencias y gestos a la galería.
Tenemos que empezar construyendo un nuevo consenso que nos devuelva la estabilidad institucional perdida. Urge recuperar un terreno común de entendimiento sobre cuestiones fundamentales. Un lugar donde coincidir la mayoría. Un acuerdo de futuro en el que estén, como mínimo, los dos principales partidos políticas españoles.
Ese consenso institucional debe establecer que España no alberga más que una sola nación de ciudadanos libres e iguales en derechos y en obligaciones; que el Estado de las Autonomías es el que recoge la Constitución; que urge una reforma constitucional que defina un núcleo básico de competencias del Estado y que amplíe hasta dos tercios la mayoría necesaria para aprobar aquellas reformas que afecten al bloque constitucional; que las Cortes son competentes para regular la política educativa y lingüística del conjunto del país, garantizando por Ley el derecho a utilizar y a aprender el castellano en todas las etapas del sistema educativo en toda España; que, en España, en sus comunidades y en sus ayuntamientos debe gobernar quien gana las elecciones; que el terrorismo no admite más solución que la rendición o la derrota, con la exigencia de que nunca existirá ninguna negociación política con ETA; que la política exterior de España debe ser la que corresponde a la dignidad de nuestra nación, a nuestra historia, a nuestra posición en el mundo y a nuestros objetivos culturales y económicos.
Especialmente, debe ocuparse de mejorar el bienestar de los ciudadanos, de solucionar los problemas de hoy, los problemas que ocupan y preocupan realmente a la gente: el empleo, la vivienda y el aumento de los precios y de las hipotecas.
Muchas serán las medidas a tomar. Entre ellas, una importante mejora de las pensiones más bajas; una amplia reforma educativa; un Plan Nacional de Guarderías que garantice una plaza a todos los niños de 0 a 3 años; y, sobre todo, la mayor rebaja de impuestos de la democracia, beneficiando a las familias y especialmente aquellas que tienen rentas más bajas, de manera que en la próxima Legislatura todos los trabajadores y pensionistas que hoy ganan menos de 16.000 euros al año, no pagarán el Impuesto sobre la Renta. Lo que supondrá que siete millones de personas que hoy pagan el IRPF dejen de hacerlo. Además, se aprobará una rebaja adicional en los impuestos a todas las mujeres que estén trabajando fuera de casa.
También hay que realizar reformas que aseguren nuestra capacidad de competir con eficacia en un mundo globalizado, por lo que el ministro de Economía y Hacienda deberá elaborar un plan estratégico para mejorar nuestra capacidad para competir con éxito y asegurar el bienestar y la riqueza de los españoles.
Mientras unos se dedican a reunirse con los terroristas para que les ayuden otra vez a ganar las elecciones, el PP prefiere buscar soluciones a los problemas reales que ocupan y preocupan a los españoles.
Esa es otra diferencia entre Zapatero y Rajoy.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario