Ayer, Rodríguez Zapatero se volvió a salir con la suya, volvió a imponer su odio y su rencor para reabrir las heridas cicatrizadas. Jamás nadie había hecho tanto por desunir y enfrentar a los españoles, nunca ningún presidente español ha conseguido que la convivencia retroceda a los años treinta. Está consiguiendo convertirse en una maldición bíblica. No soluciona los problemas reales y diarios, pero crea otros que ya estaban archivados y consensuados.
Desde la Constitución de 1.978, el Congreso de los Diputados aprobado más de veinte normas con rango de ley, decretos-leyes de todo tipo, siempre por unanimidad, bien con gobiernos de UCD, PSOE o PP, todas estas normas han sido dialogadas y consensuadas entre los grupos parlamentarios, y siempre en la línea de reparar injusticias, reconociendo y ampliando derechos a personas e instituciones que padecieron violencia o persecución en la guerra civil o en la dictadura, demostrando que cuando hay buena voluntad y realmente se pretende resolver situaciones injustas de personas que han padecido, especialmente por la guerra civil o después, problemas personales o familiares que deben ser reparados y justamente restituidos por el Estado, el acuerdo entre todos ha sido posible.
Pero lamentablemente este no es el caso de esta ley de la Memoria Histórica. Con esta iniciativa lo que se pretende es dar al traste con el espíritu de la transición, yendo en contra del bien común, al abrir una brecha y unas heridas que estaban cicatrizadas, por lo que estoy seguro que la sociedad española les pasará factura.
Además, es patético que argumenten que hay que estudiar la historia para que no se olvide, ignorando que hay más de 40.000 títulos publicados sobre nuestra guerra civil. Es la guerra con más bibliografía que hay. Más que de la segunda guerra mundial. Con lo cual se demuestra que no hay ningún impedimento para su investigación, real o ficticia, y menos para la publicación de cuantas versiones, unas más científicas y otras más imaginativas, se quieran hacer. Lo que no es de recibo es que el peor presidente que ha habido en la historia de España, Zapatero, establezca por ley cuál es esa memoria histórica y solo a los que la compartan se les expedirá certificados de demócratas.
En España hicimos una transición ejemplar en la que no se ocultó nunca la verdad –y se ha demostrado con todas las iniciativas que ya he citado lleva aprobadas el Parlamento- y nunca se ocultó ni se negó la reparación de las víctimas, pero ¿la historia empieza y termina el 18 de julio de 1.936?. Si hablamos de guerra civil y de dictadura, habrá que remontarse a lo inmediatamente anterior, a la II República.
Dice el artículo 1º de esta patética ley, que tiene por objeto reparar los daños y los perjuicios de todo tipo que se produjeron a las personas que padecieron violencia por razones ideológicas, por razones políticas, por razones religiosas. ¿Eso no pasó en la II República? ¿Es que el 6 de octubre de 1.934 no había un gobierno legítimo en la República o es que solo era legítimo el de los socialistas y comunistas? ¿O es que el gobierno de la CEDA y de Lerroux, que habían ganado las elecciones en 1.933, no era un gobierno legítimo de la República? ¿Es que no hubo un golpe de estado el 6 de octubre de 1.934, que ocasionó miles de muertos en Asturias? ¿Es que el jefe de la oposición parlamentaria, Sr. Calvo-Sotelo, asesinado el 13 de julio de 1.936, antes de la sublevación militar, no fue objeto de violencia por razones ideológicas y políticas? ¿Es que la expulsión de los jesuitas en 1.932, no supuso un exilio forzoso por razones religiosas? ¿Es que no hubo miles de muertos antes de la sublevación militar?
Esta ley es sectaria y dramática por cuanto distingue a las victimas, estableciendo que hay víctimas que merecen reparación y otras que no, en base a ignorar ese periodo de tiempo que, por decreto-ley no existe, y durante el cual no hubo persecución religiosa, ni persecución política, ni persecución ideológica, ni golpes de estado contra la República. No hubo nada de esto hasta el 18 de julio de 1.936. Para esta ley hay muertos de primera clase y de segunda en función del bando en el que estaban.
Punto y aparte merece que esta ley, en su artículo 10, abre la puerta al reconocimiento de indemnizaciones para los herederos de los etarras que murieron durante el periodo que va del 1 de enero de 1.968 al 6 de octubre de 1.977, causando tanto dolor en la sociedad española y que podrían ser indemnizados como presuntos luchadores por la libertad. ¡¡A lo que podemos llegar!!
En definitiva la realidad es que los socialistas con Zapatero cada vez se radicalizan y extreman más, aliándose con los nacionalistas y separatistas alejándose cada día más del centro político, del Partido Popular, del consenso que antes nos hacía coincidir en las cuestiones más importantes de España.
Esta Ley la discuten hasta significados socialistas como Múgica o Felipe González, y es que volver a remover la historia para utilizarla de unos contra otros es la mayor irresponsabilidad que se le podía ocurrir a un presidente del gobierno español.
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