Otra vez a saltado la polémica. Esta vez a consecuencia de las declaraciones realizadas por el primer ministro francés Francois Fillon en una entrevista en el informativo de la cadena gala TF1.
En dicha entrevista, el primer ministro francés estaba defendiendo la política de su gobierno de expulsiones de inmigrantes indocumentados, anunciando que en Francia no habrá procesos masivos de regularización.
Llegado a este punto, el citado primer ministro utilizó como ejemplo negativo el proceso de regularización de cientos de miles de inmigrantes indocumentados aprobado por el gobierno de Rodríguez Zapatero a los pocos meses de su llegada al poder, añadiendo que, según le había confesado personalmente Rodríguez Zapatero, “el presidente español lamenta amargamente el proceso que su Gobierno llevó a cabo en España en 2005”.
El primer ministro francés y el presidente del gobierno español se reunieron a finales de julio, por lo tanto no puede extrañar que el dirigente francés diga textualmente que Rodríguez Zapatero "lamenta haber regularizado a cientos de miles de inmigrantes ilegales” y que "se ha comprometido a no hacerlo de nuevo", por lo que sería creíble que fue el propio presidente español el que le transmitió personalmente este mensaje que nunca ha reconocido oficialmente. Estas son las frases polémicas que abrieron una controversia no solo a nivel nacional, sino internacional, por la importancia de las mismas.
Inmediatamente apareció en escena el ministro de asuntos exteriores español, el Sr. Moratinos, el cual como viene siendo habitual no hizo otra cosa que rizar el rizo, al afirmar que "la regularización de inmigrantes fue un gran éxito en España, muchos países lo han reconocido. Y de hecho es un modelo, porque se realizó a través del diálogo y respetando los acuerdos con todos los agentes sociales y económicos", y se quedó tan pancho.
Añadiendo que "lo más importante" de la decisión que tomó en aquel momento su gobierno fue que se convirtió en "legales a aquellos que trabajaban para el desarrollo económico y social de España y que, sin embargo, eran tratados como no ciudadanos".No quieres caldo, pues toma dos tazas.
Posteriormente, ante el aumento de la polémica, tuvo que ser el mismo presidente del gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero, el que saliese al paso, afirmando que “el proceso de regularización de inmigrantes fue necesario, conveniente y positivo” y que no se arrepiente de haber aprobado el mismo, por lo que desmentía al primer ministro galo, y anunciando una aclaración por parte del gobierno francés, en el sentido de que, la discutida regularización “fue necesaria en aquel momento”. Y a otra cosa mariposa.
Por su parte, desde el grupo mayoritario de la oposición, hemos exigido a Rodríguez Zapatero que explique estos dimes y diretes, y lo que es más importante, que cambie y rectifique su errónea política de inmigración, como demuestra el echo de que el mencionado proceso de regularización ha sido un completo y rotundo fracaso, no consiguiendo parar la inmigración ilegal y actuando con un efecto llamada.
La inmigración sigue creciendo día a día y produciendo situaciones lamentables que el gobierno de Rodríguez Zapatero no es capaz de evitar, por el contrario, su famosa e innecesaria regularización ha producido un efecto llamada que va en aumento. Cada vez hay más gente que cree que España es la solución a sus necesidades, por lo que no duda en jugarse la vida para alcanzar nuestras costas con la esperanza de encontrar una vida mejor.
Lamentablemente España no puede acoger a toda la gente que quiere venir, por lo que necesariamente tenemos que ser restrictivos en la entrada de personas, de manera que lleguen a nuestro país solo los que tengamos capacidad de integrar. Y los que vengan tienen que hacerlo necesariamente con contrato de trabajo, en caso contrario, por duro que parezca, el exceso de inmigrantes nos terminará pasando factura.
Hoy día, podemos estar hablando de más de tres millones de inmigrantes con tarjeta de residentes y otro millón largo sin ella. Y estas cifras aumentan cada día con la entrada por los pirineos de ciudadanos no comunitarios, con la llegada de pateras o con el flujo incesante de inmigrantes que se cuelan por nuestros aeropuertos. Luego viene la triste realidad de tener que encontrar empleo y lo que es peor que puedan hacerlo legalmente. Mientras tienen que comer, dormir, vestirse, ir al médico, educar a sus hijos, etc.
Con la nefasta política de inmigración practicada, la sociedad española empieza a dar signos claros de no poder atender a todos los que de una manera u otra llegan y eso repercute en la calidad de vida de todos. Empezamos a tener demasiados casos como el de La Herrera. Hay que ser solidarios con los que menos tienen. Hay que ayudarlos. Pero, nos guste o no, España no tiene la solución de todos los problemas que tiene el resto del mundo. En una barca que caben diez, podrán subirse veinte, incluso treinta, pero si suben cien se hundirá irremediablemente.
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