Lamentablemente no hemos acabado de ver engordar las cifras de paro en España. La situación, pese a que Zapatero lo niegue, es más que preocupante. Por eso no es de extrañar que día sí y día también, personalidades conocedoras del tema nos despierten con algún nuevo chorro de agua fría. Me refiero a las declaraciones realizadas por José Manuel Galindo, presidente de la patronal promotora Asprima, muy ligado a Reyal, empresa que le sonará y mucho a nuestro insigne paisano Pepe Bono.
Este conocido empresario, nada dudoso ideológicamente hablando, ha asegurado que es imposible seguir asumiendo la construcción de 800.000 viviendas anuales en España. Según él, tendremos que acostumbrarnos y adaptarnos a un mercado de construcción de poco más de la mitad, estimando por tanto que se dejarán de construir alrededor de 350.000 viviendas anuales.
Calculando que, según la cifras que maneja José Manuel Galindo, cada vivienda necesita 2,3 trabajadores, las cuentas son sencillas. 350.000 viviendas menos construidas en 2008, supondrán un aumento de cerca de 800.000 parados más. Y hablamos de personas, familias, obligaciones, hipotecas, ….. dramas familiares. En definitiva, como afirma CC.OO., la desaceleración inmobiliaria supone un cambio de ciclo que el gobierno de Zapatero no ha sabido o no ha querido prever.
Pero lo peor de todo es la brutalidad con que habremos de adaptarnos a los cambios tan drásticos en un sector tan determinante para nuestra economía, y es que los parados que produce la construcción no tienen fácil absorción por el propio sector, ni siquiera por mucho que se incremente la obra pública, por lo que la otra posibilidad sería que fuera absorbido por el resto de sectores.
El sector agrícola descartado. Bastante tiene con aguantar su permanente crisis. El sector servicios está más que saturado y apenas da para mucho más. El sector industrial también está congestionado y en todo caso, los parados que produce la construcción carecen de la formación mínima que se requeriría. Por tanto la situación se me antoja muy complicada.
De momento, la única solución que nuestros prebostes socialistas han encontrado es que, los parados pasen a incrementar las cifras de paro y mientras tanto cobren, faltaría más, las prestaciones por desempleo que les corresponda, con lo cual los gastos por tal concepto aumentarán considerablemente e irá en detrimento del cacareado superavit presupuestario.
Sea como fuere, las cifras de paro están en 2.315.331 personas, la más alta desde junio de 1998, y si José Manuel Galindo acierta, a finales de este año superaremos los tres millones de parados. Eso no hay España que lo aguante.
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