Se constituyeron las cortes. El Senado sin problemas. Solo se presentaba el socialista Javier Rojo, que consiguió 134 votos favorables. El grupo mayoritario popular se abstuvo –117 en blanco-. Y hubo dos nulos, yo diría que más bien de cachondeo -votaron a Joan Lerma, que no se presentaba-. En total se emitieron 253 votos de los 264 posibles (faltan varios senadores por designar de Andalucía y alguna sustitución de última hora). En resumen, todo según lo previsto.
Pero en la cámara baja la elección no fue tan fácil. Ya lo aventuraba Alfonso Guerra, único Diputado Nacional desde la primera legislatura. Con él no puede nadie. Pase lo que pase, él sigue calentando su escaño de la Carrera de San Jerónimo. Y eso que dicen que el guerrismo acabó.
Para presidir el Congreso de los Diputados si hubo dos candidaturas. Una la de nuestro paisano Pepe Bono. La otra, la de la popular Ana Pastor. Solo faltaba ver las cartas de cada uno. Y empezaron las sorpresas.
Nuestro paisano recibió solo 168 votos. Algo no cuadraba. El grupo parlamentario socialista tiene 169 diputados, más otros dos de Coalición Canaria y el de Gaspar Llamazares, sumaban 172. Faltaban cuatro votos. Alguien había castigado a nuestro paisano, el hasta hace poco invencible Bono.
Habría sido un error, fácilmente subsanable en la segunda votación. Ni por esas. Esta vez consiguió llegar hasta los 170 apoyos. Pero aún le faltaron dos. Las conjeturas estaban de boca en boca. ¿Quiénes habrán sido los malvados?. Lo cierto y fijo es que Pepe Bono no paraba de abanicarse. ¡¡Que sonrojo!! ¡¡Que humillación!! ¡¡Si lo sé no vengo!!
Pase que sus compañeros no hayan querido forzar el apoyo de los nacionalistas vascos para que saliera elegido en primera votación, pero que no le hayan votado ni siquiera todos sus compañeros de grupo, ¡¡manda narices!!.
Y todo para, conforme llega al Parlamento batir un record. Ser el único Presidente del Congreso elegido en segunda ronda. Que forma de pagarle. A él que lo ha sido todo y lo ha dado todo.
Aunque seguro que se consolará con lo de “dame pan y dime tonto”.
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