Agencia Inmobiliaria Barreda

Barreda prometió que aquellos que estuvieran inscritos en el Registro Único de Vivienda durante un año sin que se les facilitara un piso de alquiler, la JJ.CC. les pagaría el alquiler del piso que ellos encontrasen. Nunca más se supo.
Luego llego la anunciada -negada por Zapatero- crisis del ladrillo. Los promotores y constructores empiezan a tener dificultades para vender los pisos que construyen. Sobrecarga del mercado –en Albacete hay más de 2.000 viviendas nuevas sin vender-. Se paralizan promociones. Ya no se vende sobre plano, y lo peor, tampoco cuando acaban las viviendas. Aumentan los problemas, los cierres, las suspensiones y los despidos. La crisis golpea a los sectores anejos, ladrillos, cemento, puertas, electrodomésticos, etc. Los bancos, que no dejan de ganar dinero, cierran el grifo.
En estas, Barreda se inventa un plan de viviendas público-privadas, consistente en que la JJ.CC. de Castilla La Mancha, ha acordado con los promotores -¿quiénes?- que construyan viviendas, con unas características por conocer, de entre 70 y 90 metros cuadrados, para venderlas entre 130.000 y 150.000 euros. Caso de no encontrar compradores, la JJ.CC. se compromete a adquirirlas.
Esto es de ofrecer mucho pan y poca chicha, no se sabe más de este plan. Y surgen las dudas y preguntas. ¿Habrá un tope de viviendas por construir en cada sitio?, porque, si en Albacete hay aproximadamente 8.000 personas inscritas, de las cuales poco más del 66% son de la capital, es de esperar que como mucho solo se puedan construir 5.000 de estas viviendas -menuda tarta-.
Supongo que publicarán un listado de donde y cuantas viviendas de este tipo tienen demanda y se pueden construir. Y habrá un concurso para ver quien las construye -ya estará acordado que los amiguetes-. En caso contrario cualquiera podría ponerse a construir este tipo de vivienda en cualquier sitio, haya o no demanda, ante la seguridad de que la JJ.CC. con nuestro dinero se las va a comprar.
Cuando Barreda se inventa algo, no soluciona nada pero nos mete mano a los bolsillos. ¡¡Menudo lince!!