A la sexta intentona consiguieron su aprobación. Tras su debate, el 9 de junio pasado, el Consejo de Ministros de Trabajos y Asuntos Sociales de la UE reunido en Luxemburgo, aprobó un proyecto de Directiva que modifica la vigente jornada laboral. Esta vez se consiguió gracias al cambio de voto de Francia, Italia, Portugal o Eslovenia, entre otros. En total votaron a favor 22 países, y 5 se abstuvieron, Chipre, Grecia, Hungría, Bélgica y como no, España..
Avergonzado por la posición que defendía, nuestro Ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, abandonó precipitadamente la reunión antes de su finalización, a pesar de la importancia del asunto que se debatía y que tanto nos afecta.
Esta propuesta impulsada por el Gobierno Laborista Británico de Gordon Brown, que forma parte del Grupo Socialista Europeo, consiste en acabar con el techo de 48 horas de la Directiva en vigor desde 2003. Además pretende soslayar la jurisprudencia del tribunal de justicia de las comunidades europeas que venía dando la razón a los trabajadores en los temas referentes al cómputo de las guardias médicas como horas trabajadas íntegramente.
Pero aún no está dicha la última palabra. Ahora debe ser sometido a debate y votación en el Parlamento Europeo. Esperemos que nuestros Eurodiputados recapaciten y corrijan la desvergüenza cometida por nuestro gobierno zapateril.
Según nuestra Constitución, los convenios colectivos tienen “fuerza de Ley” y no hay que olvidar que hay firmados cerca de 6.000 de estos. En base a ellos, en España la jornada laboral media de los Convenios Colectivos es de menos de 38 horas semanales. Además, el vigente Estatuto de los Trabajadores establece la jornada laboral semanal en España en 40 horas. Incluso los convenios de la OIT, ratificados por España, forman parte de nuestro ordenamiento jurídico, en aplicación del Artículo 10 de la Constitución Española, y la OIT estableció hace décadas el límite de las 48 horas semanales.
Los socialistas hablan de políticas sociales, pero a la hora de la verdad defienden todo lo contrario, como es el caso. Basta una muestra, en Francia, los socialistas defendieron e impusieron la jornada de 35 horas, el resultado un sonoro fracaso. Ahora, los socialistas del Reino Unido -Partido Laborista- impulsan lo contrario, la ampliación de la jornada laboral hasta las 65 horas. Y en España no saben, no contestan.
Aunque a estas alturas no debería extrañarnos nada, sorprendentemente los propios socialistas están presentando en todas las instituciones proposiciones no de ley y otras iniciativas en contra de la aprobación de dicha modificación del máximo de jornada laboral, intentando ocultar la verdadera realidad, que se abstuvieron en la votación correspondiente, porque no saben ni donde están, ni a donde van.
El líder de la oposición, Mariano Rajoy, se ha pronunciado tajantemente en contra de la propuesta de modificación aprobada, considerando que no hay razones para modificar el sistema actual, que además incorpora importantes niveles de flexibilidad para la organización y distribución del tiempo de trabajo, basado en el diálogo social.
Pero Mariano Rajoy, con buen criterio, sabiendo lo que hace y dice, no solo ha rechazado la modificación aprobada y defendido que la negociación colectiva siga desempeñando un papel fundamental en el establecimiento de la jornada laboral, sino que considera necesario poner el acento en la correcta gestión y organización del tiempo de trabajo, puesto que ello supone mejorar la flexibilidad, ganar en productividad, favorecer la conciliación de la vida personal, familiar y laboral y promover condiciones que aumenten la seguridad y la salud en el trabajo.
Es decir, no trabajar más horas, sino trabajar en mejores condiciones y con mayor calidad de vida, que es lo que queremos todos.Por eso ha instado a Zapatero a rectificar su posición y votar tajantemente en contra del proyecto de modificación aprobado.
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