Cuando no se sabe que decir.

La Ministra de Igualdad -sin competencias ni ministerio-, no sabía como dirigirse a las señoras Diputadas en el Congreso y utilizó la palabra “miembras”, provocando un gran revuelo nacional, lloviéndole todo tipo de críticas y consiguiendo que hasta su correligionario Alfonso Guerra saliera al paso para recriminarle tal expresión. Ni por esas rectificó. Insistió en que dicho término había que añadirlo al uso común del castellano.
Que “miembra” no existe en el Diccionario de la Real Academia Española es algo que nadie discute. En nuestra gramática, hay palabras con género masculino o femenino y palabras que, aunque gramaticalmente suenen de determinado género, en realidad no se refieren a género alguno, son consideradas neutras. Por ejemplo, niño es del género masculino y niña es del género femenino. Pero "persona", aunque gramaticalmente suena femenino, es neutro, porque se refiere al individuo de especie humana, sea hombre o mujer indistintamente.
Pero no han faltado las feministas progresistas "simpatizantas" de la susodicha ministra, que consideran necesario el uso de dicho término. De este modo, habría que proceder a una profunda revisión de todo el diccionario español, para desterrar el machismo histórico que ha llenado nuestro léxico de vocablos sexistas que hay que corregir.
De manera que, cuando hablemos de una mujer, deberemos llamar “cuerpa” a su cuerpo, “mana” a su mano, “pela” a su pelo, “braza” a su brazo, “hombra” a su hombro, “cula” a su culo y “coña” a su co..., y no es coña.
En justa correspondencia, los varones podremos llamar “pierno” a nuestra pierna, “cabezo” a la cabeza, “orejo” a la oreja, y lo que es peor, "picho", “chorro”, "pollo" y "vergo", al más estimado de nuestros atributos masculinos. En cualquier caso, cuando el señor presidente del Congreso o del gobierno se dirijan al Parlamento, autonómico o nacional, según el caso, deberán proclamar: "Señoras y señores miembras y miembros de este Parlamento y Parlamenta ….”Lo dicho, cuando uno no sabe que decir, mejor callarse, o se arriesga a meter la pata o pato.

No hay comentarios: