Enturbiando el líquido elemento

Según el Boletín Oficial del Estado núm. 205, de 27 de agosto de 1999, se reconoce el derecho de la ciudad de Albacete a abastecerse de agua superficial proveniente de la cabecera del Pantano de Alarcón, a través de la infraestructura prevista a construir a cargo del Estado (85%) y el Ayuntamiento (15%). La calidad del agua, es clasificada con nivel A1 y en el Reglamento de Planificación Hidrológica se especifica que las aguas superficiales destinadas a producción de agua potable, recibirán el tratamiento en función de su clasificación, esto es que a la clasificada A1 corresponde un tratamiento físico simple y desinfección, previsto en el proyecto de obra.
Todo eran parabienes y alegrías. Lo habíamos conseguido, tras lustros de abastecernos del agua que se extraía de los pozos subterráneos, por fin un gobierno -Aznar- se había acordado de nosotros y nos había reconocido nuestro derecho. Incluso los socialistas se mostraban encantados, como si lo hubiesen conseguido ellos.
Algo tenían que hacer para enturbiar el éxito. Y se inventaron que el agua concedida era de peor calidad que la de los pozos, y que la obra realizada no era conforme al proyecto aprobado. Montaron la mundial y ayudados por sus colectivos de plañideras subvencionadas, el entonces Alcalde de la ciudad se negó a abrir el grifo al agua del Júcar. Antes era imprescindible construir una planta de ósmosis inversa, que en abril de 1998 ellos mismos había votado en contra por innecesaria, cara y contaminante, parecida a la que fueron a ver a La Solana, todos juntos de excursión a cargo del dinero público. Como no recordar sus palabras de que, antes que abrir el grifo al agua en las condiciones que venía, dimitiría, menuda palabra, como para fiarse de ella.
Luego se llegó a un protocolo sobre cuatro acuerdos. Primero y principal, abrir el grifo al agua del Júcar. Segundo, realizar y enviar análisis del agua del Júcar, a la Consejería de Sanidad. Tercero, que en dos meses, la Consejería de Sanidad dictaminará si es o no conveniente y necesario un tratamiento adicional para el agua del Júcar. Cuarto y último, que si así se decidiera por las administraciones, el tratamiento adicional a aplicar al agua del Júcar, sería financiado al 50% entre el Ministerio de Medio Ambiente y la JJ.CC. de Castilla La Mancha. Por lo que, en el primer trimestre de 2003, se empezó a suministrar el agua superficial que sustituía a la subterránea.
La presión sobre los técnicos de la Consejería de Sanidad debió ser terrible, pero meses más tarde, se recomendó someter el agua que se suministraba a un proceso de nanofiltración, distinto del reclamado como urgente y necesario de ósmosis inversa. El proceso recomendado era muchos más barato y medioambientalmente menos dañino.
Y cambió el signo político, tuvimos la desgracia de que ganara Zapatero y todo lo que habían negado, lo aceptaron sonrientes sin rechistar. Pagaron todo lo adeudado y más. Todo funcionaba correctamente y ya no había urgencia en complementar el tratamiento que se le daba al agua. Eso sí, cada paso que daban, el agua más cara.
Hasta en dos ocasiones aceptaron renunciar a parte del agua que tenemos concedida legalmente y mezclarla con la de los pozos, empeorando su calidad lógicamente, sin variar el precio que nos cobran. Para compensar la última vez que se les ocurrió tan magnífica idea, pretendieron consolarnos con la sustitución de los filtros de arena de sílice de la Estación de Tratamiento y Potabilización, por filtros de carbono activo para mejorar el olor y el sabor del agua. Luego todo quedó en agua de borrajas, y no va con segundas. Ahora, ante la presión ejercida por los usuarios y la oposición del PP, anuncian que retomarán el asunto, eso sí, solo sustituirán la mitad de los filtros. Por supuesto no se sabe ni cuando, ni cuanto costará, ni quien lo va a pagar.
Si gobernara el PP, harían manifestaciones o se encadenarían a la puerta de la CHJ para que se sustituyeran todos los filtros y sin coste para nuestros bolsillos. Claro que al final, todas las mentiras y manipulaciones que hemos vivido con el tema del agua solo son, según Ramón Sotos, un cúmulo de anécdotas. Así, sin más.

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