Con la que nos está cayendo encima, con un paro desbocado, una permanente subida de tipos, con una inflación galopante, el frenazo en la construcción, el caos financiero, unos precios disparados, hasta el tiempo parece haberse aliado con la crisis, lluvias, tormentas, inundaciones, mil cuestiones de las que hay que ocuparse, y va la concejala de izquierda hundida y dedica su tiempo y esfuerzos –muy bien pagados con dinero público- en que le quiten una medalla que el Ayuntamiento le concedió a Franco, hace nada mas y nada menos que 63 años.
No me extraña que izquierda hundida se haya convertido en el residuo testimonial de la izquierda más rancia y rencorosa, ni creo que duren mucho más, seguramente en las próximas elecciones municipales serán absorbidos por los socialistas o no lograrán votos suficientes para seguir con su representación.
A mi personalmente no me importa la medalla. Cuando se concedió estoy seguro que nadie protestó. Ni se atrevían, ni la discutían, era otra época y el ambiente general era favorable a dicha concesión. Fue algo que sucedió y, guste o no, ahí está. Lo que sorprende es que los que ahora han votado por su retirada, o los que se han abstenido, ni habían nacido cuando se concedió. Y es que algunos han hecho del odio heredado o inventado, una norma de vida. Qué sabrán ellos de lo que se sentía en la calle entonces.
Yo no odio a nadie de los que vivieron o murieron en la guerra civil. Debió ser algo horrible para todos y su enseñanza principal debería ser que no se volviera a repetir. Para ello se debería pasar página, no estar todo el día con la matraca.
Ni siquiera odio al responsable político de las matanzas de Paracuellos Del Jarama. Ni se me pasa por la cabeza pedir que lo juzguen por esos hechos o que le retiren las distinciones que tan alegremente le han concedido por su sangrienta trayectoria. La historia es la que es y cada uno lleva su losa encima.
Que casi setenta años después de acabar una guerra fraticida, gente con la mitad de esos años se dedique a remover el odio y las heridas que estaban cicatrizadas tiene delito. Más valdría que se dedicaran a ayudar a la gente a vivir el día a día, claro que para eso tendrían que trabajar de verdad y no entretenerse en ganar una guerra que, se pongan como se pongan, unos ganaron y otros perdieron.
A la mayoría de los españoles solo nos interesa esa época como parte de la historia, la parte más negra, pero nuestra historia al fin y al cabo. Pero no para arrojar los muertos de un bando contra otro. En ambos bandos se cometieron barbaridades.
Los políticos, si de verdad quieren restañar situaciones injustas que hablen de víctimas, sin etiquetas. O mejor que se pongan a reclamar política y judicialmente el oro del Banco de España que se llevaron a Moscú. Nos vendría muy bien contra la crisis.
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