Hace días hemos asistido a la última representación teatral, la firma del famoso acuerdo por el empleo en Castilla LaMancha. Protagonistas los de siempre, Barreda y los representantes sindicales y empresariales. Toda la parafernalia, todos los parabienes, todo fenómeno, … y si somos los mejores bueno y qué.
No es por fastidiar, juro que me gustaría que todo fuera verdad y no una puesta en escena, pero los números cantan. Porque, si uno echa un vistazo a las cuentas regionales, vemos que la partida para Promoción Empresarial y Empleo en 2008 es de poco más de trescientos noventa y tres millones de euros.
Y si esa cantidad la multiplicamos por cinco años, el resultado es de casi dos mil millones de euros, o lo que es lo mismo, si en el citado acuerdo, con idéntica duración, se ha vendido que se van a emplear mil doscientos millones, o las cuentas no cuadran o me faltan ochocientos. A no ser que dicha cifra sea sumada a la ya presupuestada, cosa que dudo mucho.
Además, el esfuerzo que hace el gobierno de Barreda contra el principal problema de los castellano-manchegos, el paro, es ridículo, ya que apenas destina el 4,4 por ciento de todos los gastos de su presupuesto a Promoción Empresarial y el Empleo.
Con ese porcentaje tan minúsculo, Barreda pretende atajar el aumento del paro en nuestra región, que en el último año ha crecido un 26,5 %, es decir 23.800 personas más que han engrosado las litas de desempleados, lo que significa que 23.800 familias han visto como el drama del paro entraba en sus casas.
Para ser más gráfico, ya hay en Castilla La Mancha casi 113.500 personas sin trabajo y lo poco que a Barreda se le ocurre es comprometerse a contratar unos pocos orientadores que les ayuden a encontrar empleo, lo cual no es que esté mal, es que lo que ocurre es que no hay ese trabajo y por lo tanto lo que hay que hacer es crearlo.En consecuencia, aunque a alguno moleste, diré que desde que Barreda gobierna esta comunidad, cada día 66 personas van al paro. Y él mientras subiéndose el sueldo un 75 % y dedicándose a la propaganda y el autobombo.
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