Apoyar lo que sea

Zapatero no solo pasará a la historia por ser el peor presidente de nuestra democracia, también por hacer algo inusual, como es obligar a sus seguidores a aprobar los presupuestos de todas las comunidades autónomas y ayuntamientos, gobierne quien gobierne, con el peregrino argumento de que “la situación requiere altura de miras por lo que los socialistas queremos contribuir, desde el gobierno o desde la oposición, a trabajar para ganar el reto de superar la crisis económica”.
En realidad, Zapatero improvisa un cheque en blanco para todos los municipios y comunidades, con el fin de crear una cortina de humo para ocultar su incompetencia y la de su gobierno para presentar unos Presupuestos Generales del Estado, acordes con las necesidades del momento.
Eso, o para que los españoles no nos acordemos que los pasados presupuestos se redactaron cuando no solo no reconocía la existencia de una crisis, sino que la negaba continuamente, vendiéndonos un país de ensueño totalmente irreal.
Para colmo, nos presenta unas cuentas públicas para el próximo año que no recoge los 150.000 millones de euros anunciados para apoyar a la banca, lo que supone que antes de ser aprobados ya están desfasados, demostrando que sus previsiones no nos ayudarán a salir de la crisis social y económica en la que nos encontramos.
Sabemos que el paro sigue aumentando y las familias, y las pymes, cada vez encuentran más dificultad para afrontar estos difíciles momentos de crisis, por eso, una vez que ha tomado medidas, más o menos acertadas, para paliar la crisis financiera, tiene que hacer lo mismo para frenar la destrucción de empleo y ayudar a recuperar el trabajo a los que se están quedando en la calle.
Con todo, una de las peores consecuencias de su medida favorable a respaldar cualquier presupuesto, propio o ajeno, es que, Zapatero obligará a sus socialistas a apoyar las cuentas del PNV, donde se ayuda financieramente a las familias de los presos terroristas o donde se prevén fondos para recurrir ante Europa contra España.
Eso si que es tener altura de miras, vaya que si.

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