Contra la crisis

Antes del verano lo anunciaron y a primeros de septiembre, los populares de Castilla La Mancha presentaron un documento con cincuenta medidas para paliar la actual crisis económica que sufrimos. Las primeras reacciones desde las filas socialistas no se hicieron esperar. Descalificaron las propuestas ofrecidas, se burlaron de ellas y optaron por “matenella y no enmendalla”, o lo que es lo mismo persistir en su errónea política de mucho autobombo y propaganda, pero pocas medidas serias y rentables.
No obstante, al poco tiempo, el inefable Barreda hizo suya la primera medida que los populares proponían, como era la reducción de consejerías. Los argumentos utilizados fueron los mismos, buscar un ahorro importante en el gasto.
Lamentablemente, Barreda volvió a burlarse de la opinión pública, ya que, si bien es cierto que realizó dicha reducción, no menos cierto es que ello apenas ha supuesto una disminución de los altos cargos que esa medida conllevaba, ya que, los cesados, casi todos, han sido recolocados en otros puestos creados al efecto.
Igualmente, Barreda no ha continuado con la segunda medida que los populares le pedían, como era la reducción y reorganización del excesivo número de empresas públicas de la JJ.CC., y es que, las hipotecas que han ido acumulando los socialistas durante tantos años de ordeno y mando, les obligan a mantener un ingente número de enchufados a costa del erario público, y al final de nuestros bolsillos.
Por supuesto, si Barreda no es capaz de prescindir de aquellas empresas y enchufados superfluos, menos posibilidades habrá de que renuncie con carácter retroactivo, él y su guardia pretoriana, a la escandalosa subida salarial que se aprobaron para este año, 2 millones de las antiguas pesetas por barba. Barreda más por ser el jefe.
Tampoco es de esperar que reduzca la locura de gastos que origina la excesiva burrocracia interna a que nos tiene acostumbrados, y menos reducirá los millonarios gastos de protocolo y representación que tan alegremente utilizan. Para ello tendría que aplicar mecanismos de rigor presupuestario y austeridad en el gasto público del que ahora prácticamente carece su administración regional.
Debería, como le propusieron los populares, elaborar y consensuar una Ley de Publicidad Institucional que realmente vaya dirigida a ampliar los cauces de información al ciudadano, garantizando la información neutral y veraz, eliminando las campañas de propaganda y autobombo y garantizando un reparto equitativo, justo e imparcial de los fondos asignados a estos efectos para la publicidad en medios de comunicación, cosa que actualmente no ocurre.
Por supuesto, y lo más importante, tendría que aplicar con rigor el principio de equilibrio presupuestario, para lo que sería necesario ajustar los ingresos al gasto público como instrumento esencial para la estabilidad económica y la optimización de los recursos públicos. Pero su política es bien distinta. Un dato: cuando llegó a la presidencia, la deuda acumulada por nuestra región era de 1.407 millones de euros. En el segundo trimestre de este año ha llegado a 2.833 millones de euros. Un 101,4% más.
Ya se que algunos dirán que los gastos son los que son, que no es necesariamente cierto, como demuestra que se dedique más de setenta millones de euros a la mantener Telebarreda. Más nos valdría que se redujera a la mitad esa cifra y la otra se destinara a gasto social especialmente en políticas de Empleo. Además de apostar por una radio y una televisión públicas plurales, con cuentas trasparentes, al servicio de los ciudadanos de nuestra región y no del gobernante de turno.
Para finalizar, si Barreda fuera un buen gobernante, en los tiempos que corren, en vez de a tanta propaganda, se dedicaría a controlar controlar y reducir el gasto energético de los edificios públicos autonómicos, o a simplificar los procedimientos administrativos y potenciar los procedimientos “on line” y electrónicos para abaratar costes en todas las administraciones públicas. Los ciudadanos se lo agradeceríamos.