El cromo.

Que la justicia, con su lentitud y burocracia dé lugar a que se dicte sentencia cuando ya el daño está hecho debería conllevar una responsabilidad. Pero que, diga lo que diga una sentencia, nada se pueda hacer, y para nadie suponga ninguna pena, dice muy poco a favor de nuestro sistema judicial, es la política de hechos consumados.
Que los tribunales sentencien que una obra no cuenta con los requisitos legales para realizarse, cuando ya están casi acabados más de cien casas en una zona protegida, ya me dirán que consecuencias puede tener. Lo lógico sería que, anulada la licencia por irregular, se procediera al derribo de lo construido y recuperación del terreno utilizado a su estado anterior, pero eso no se lo cree ni el gato.
El atropello medioambiental realizado en el paraje conocido como Las Higuericas está consumado, y nada, ni nadie evitará que se siga construyendo en ese paraje, por mucha sentencia, por mucho ecologista, por mucha legislación que haya al respecto. Hay un hecho que está por encima de todo ello, el Alcalde de Hellín, al cual, su jefe, Barreda, no va a dejar con el culo al aire.
Otra cuestión muy distinta sería que dicho Alcalde fuera de la oposición. Entonces nadie daría un céntimo por él. Seguramente habría sido detenido y esposado públicamente y habría aparecido en la portada de los diarios nacionales más importantes. Y es que, eso de que la justicia es igual para todos, es una falacia.
Es más, como esta perogrullada no es la primera que hace este primer edil, su partido, ya se ocupó de auparlo como candidato al Senado, con el fin de que ante lo que podía venir, tuviera la máxima inmunidad posible.
Y es que hay que recordar que además de lo de Las Higuericas, la titular del Juzgado de Primera Instancia de Instrucción número 2 de Hellín, tras estudiar los hechos y las pruebas aportadas, con la conformidad del Fiscal, y viendo suficientes indicios de responsabilidad penal, imputó a Diego García Caro por un presunto delito de falsedad documental al certificar que una obra municipal había finalizado, cuando se ha demostrado no era así y todo para cobrar una subvención cuyo plazo se acababa y no podía cumplir. Estando a la espera de que el Senado certifique su condición como tal.
Eso sin contar que, hoy mismo se repetirá la sesión plenaria alebrada hace un año para aprobar los presupuestos municipales de 2008, ya que, con el respeto que le caracteriza a este Alcalde, no había cumplido los plazos legales establecidos para que los asuntos a debatir fueran conocidos por la oposición. Es decir, han tenido que ser los Tribunales, otra vez, los que le obliguen a someterse a la legislación.
Y otra vez estamos ante la política de los hechos consumados. Ahora, acabando el año, ¿de que va a servir aprobar los presupuestos?.

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