¡¡Felicidades!!

Estamos de enhorabuena. Nuestra Constitución vuelve a cumplir años y es el momento de hacer un pequeño repaso a nuestra historia constitucional, empezando por la Constitución de Cádiz, conocida como La Pepa, nacida en el contexto bélico de la guerra de la Independencia y cuyo texto fue aprobado por las Cortes de Cádiz el 19 de marzo de 1812, defendiéndose por vez primera y siguiendo los postulados liberales la proclamación del sufragio universal para los varones mayores de 25 años con vistas a la elección del Parlamento unicameral.
El motín de los sargentos en La Granja (Segovia, verano de 1836) desembocó de forma un tanto accidentada en una nueva Constitución, la de 1837. Posteriormente, con la Guerra Carlista de fondo, nace un nuevo texto constitucional, el de 1845, que promulgada el 23 de mayo, fue una de las más estables del panorama nacional al dilatar su vigencia hasta 1868, salvo un pequeño corte intermedio (1854-1856).
También hay que destacar el texto nonato de 1856, fraguado a raíz del pronunciamiento de Vicálvaro (la Vicalvarada), que intentará por primera vez, aunque de manera infructuosa, ensayar una tímida libertad de conciencia frente a la confesionalidad del Estado y una composición electiva del Senado en términos similares a la Cámara de los Diputados.
En estos agitados años, donde se agolparon múltiples tentativas políticas a la postre fracasadas, destacaron los textos constitucionales de 1869 y 1873, este último sin tiempo siquiera para conseguir su aprobación parlamentaria. El de 1869 representó el primer modelo democrático de la España contemporánea por su carácter electivo de ambas Cámaras parlamentarias, la preocupación por la independencia del poder judicial, la libertad de cultos, y los derechos de reunión y asociación situaron a España en el ámbito de las libertades.
La Constitución promulgada el 30 de junio de 1876 ostenta el récord de longevidad de la contemporaneidad española y desvela sin fisuras el ideario moderado defendido por su principal artífice, Cánovas del Castillo, jefe del Partido Conservador.
Después, vino la aprobada el 9 de diciembre de 1931, como segundo intento por acceder a un Estado democrático, aprovechando en algunos puntos innovaciones jurídicas de vanguardia para caer en otros en graves contradicciones. Quizá la más significativa del consenso inicial que arropó el cambio y sus futuras discrepancias fue la nebulosa imagen del régimen reflejada en el artículo primero de la Constitución, por el cual se definía a España como "una República de trabajadores de toda clase”.
Entre 1939 y 1975, la España de Franco careció de una norma constitucional reguladora del Estado en favor de un régimen personalista. El fallecimiento del general en noviembre de 1975 abrió las puertas a un atractivo y atípico proceso en la forma y en el fondo de transición a la monarquía democrática de Juan Carlos I desde la legalidad corporativa franquista. Así, aprobado por las Cortes el proyecto de Ley para la Reforma Política a instancias del presidente del gobierno Adolfo Suárez, acaba transformándose, gracias al consenso de los representantes políticos de todas las tendencias, en una nueva Constitución, en un ilusionado tercer empeño por consolidar un Estado democrático y de derecho en la España contemporánea. La cual fue aprobada por las Cortes en sesiones plenarias del Congreso de los Diputados y del Senado celebradas el 31 de octubre de 1978. Fue ratificada en referéndum por el pueblo español el 6 de diciembre de 1978. Sancionada por S.M. El Rey ante las Cortes el 27 de diciembre de 1978. Y publicada en el Boletín Oficial del Estado nº 311-1/78, página 29315, de fecha 29 de diciembre del mismo año.
Hoy todos escribirán y hablarán de los valores de nuestra actual Carta Magna, yo he preferido refrescar la historia constitucional española y felicitar a todos por este nuevo cumpleaños, deseando cumplamos muchos más.

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