Embaucador.

Si hay un presidente español que ha rentabilizado la palabra paz, ha sido Zapatero. Como buen pacifista de hojalata, no olvida pronunciarla en cualquier discurso que se precie, venga o no a cuento, aunque luego, a la hora de la verdad, sus actos sean contrarios a esa palabra.
Así lo puso de manifiesto el pasado año un fotógrafo español, Gervasio Sánchez, galardonado con el Premio de Fotografía Ortega y Gasset, otorgado por el diario El País, no solo por su larga trayectoria en conflictos armados de América Latina, Sarajevo u Oriente Medio, sino por una fotografía en particular, donde se ve a una madre mozambiqueña, con prótesis en sus dos piernas, que perdió por una mina antipersona, durmiendo al lado de su hija pequeña.
Durante la entrega de dicho galardón, con la presencia de distintas autoridades y representantes políticos de distintos partidos, Gervasio Sánchez aprovechó para realizar un discurso lleno de críticas al comercio de armas. Así, incidió en que todos los gobiernos españoles, desde los inicios de la transición, permitieron y permiten la venta de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Abundando en que, según los datos conocidos, durante la anterior legislatura de Zapatero, se duplicó la venta de armas españolas, al mismo tiempo que éste repetía una y mil veces su mensaje de paz y contra la guerra. Es más, resaltó que hoy día, en España se fabrican cuatro tipos distintos de bombas de racimo, cuyo comportamiento sobre el terreno es similar al de las minas antipersona.
Por eso, Gervasio Sánchez, dijo sentirse escandalizado cada vez que en su trabajo como fotógrafo se topa con armas españolas en los campos de batalla del tercer mundo.
Finalizó su discurso con un sueño, el de que por fin un Presidente de Gobierno Español tenga las agallas suficientes de poner fin al silencioso mercadeo de las armas españolas, que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.Seguramente Gervasio Sánchez nunca más sea premiado en España, y Zapatero seguirá embaucando a los pacifistas de hojalata.

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