Engordar para morir.

Estamos asistiendo a la escenografía de un nuevo error zapateril que también pagaremos todos. Puede que les calle la boca a la mayoría de autonomías, incluso a todas, solo es cuestión de repartir más dinero del que hay disponible y eso parece que es lo que está haciendo.
Pero esa idea no tiene lógica, ya que se basa en comprometer más recursos de los existentes y para ello tendrá que recurrir inevitablemente al endeudamiento, lo que producirá un mayor costo, por lo que habrá que subir los impuestos.
Cualquier país de nuestro entorno se ha apretado el cinturón y ha optado por políticas austeras, limitándose a administrar y gestionar sus propios recursos, menos España que en vez de ello, prefiere gastar lo que no tenemos, generando un sistema insostenible y contrario a lo que la situación requiere.
Torpemente, Zapatero opta por aumentar el déficit y la deuda del Estado Español, para ello acapara los pocos recursos financieros disponibles en el mercado, reduciendo las posibilidades para que estos lleguen a las empresas, los autónomos o las familias españolas. Es lo que se dice una competencia desleal del Estado que les limita las posibilidades de conseguir liquidación.
Además, el nuevo sistema de reparto es opaco y arbitrario, ya que prácticamente no se conocen las reglas que lo sustentan, algunas de ellas son incluso contradictorias entre sí, basándose en una enorme discrecionalidad para que sea el gobierno quien decida que da a cada Comunidad Autónoma.
Ello supone aumentar la insolidaridad, que contradice el criterio que hasta ahora había imperado de dar más financiación a quien menos tenía. Eso es la solidaridad, que las comunidades ricas aporten más recursos a las más pobres. Ahora, gracias a Zapatero, la solidaridad será al revés, de los más pobres para con los más ricos. Menudo socialismo de pandereta.
Contra esta opinión, los socialistas se defienden argumentando que se crea un fondo de cooperación para las comunidades más pobres, ocultando que ese fondo ya existía bajo el nombre de Fondo de Compensación Interterritorial, y lo único que se hace es cambiarle de nombre.
En definitiva, Zapatero ha inventado la cuadratura del círculo. Para conformar a todos, a unos más que a otros, ha aumentado la aportación del Estado a todas las Comunidades Autónomas, y ese aumento lo financia con deuda pública, lo que supondrá subida de impuestos, menos dinero para la gente y mucha menos posibilidad de crédito para las pequeñas y medianas empresas, que son las que crean empleo.
A todo esto aún no se sabe ni cuanto dinero está dispuesto a ofrecer Zapatero, ni que reparto propone hacer, con lo cual es fácil entender las alegrías con que salen los presidentes autonómicos que hasta ahora han pasado por la taquilla de La Moncloa. A todos les ha prometido más de lo que recibían. El problema es que la suma de todos esos compromisos es muy superior a nuestras posibilidades de pago, y eso al final, lo notaremos en nuestros bolsillos.
Otra cuestión es la forma de hacer ese reparto. Hasta ahora se hacía con todas las comunidades sentadas en la misma mesa. Sabiendo el montante total que había disponible. Mirándose todos a la cara y con las cartas boca arriba. Ahora, Zapatero prefiere el bis a bis. Se reúne con uno, regatean, acuerdan y que pase el siguiente. Lo que demuestra que ni siquiera tiene fijado una cantidad total a repartir, sino que ésta dependerá del tira y afloja que vaya haciendo con cada uno de los que pasen por caja.
El resultado no solo será más déficit, más deuda, más impuestos, menos liquidez disponible, sino que aumentarán las diferencias entre las comunidades españolas, o lo que es lo mismo, entre los propios españoles.
Esta será la herencia que nos deje Zp.

No hay comentarios: