Vivir o morir

Zp es un experto en cortinas de humo. Es único en proponer debates sobre lo que no demanda la sociedad española, para esconder los verdaderos problemas que esta tiene. Los españoles no tenemos entre nuestras prioridades una nueva Ley del Aborto, ni siquiera la reforma de la actual, sin embargo si que exigimos cada día con más urgencia, que se adopten las medidas necesarias para paliar la gravísima crisis económica que nos castiga y que nuestro insigne presidente ni quiso ver ni sabe solucionar.
Pero aquí estamos, discutiendo sobre una nueva Ley del Aborto que ha suscitado una nueva división entre la sociedad española. Por un lado están los que defienden su negocio, el de la muerte. Arropados por aquellos que defienden que el progresismo es lo de “nosotras parimos, nosotras decidimos”, es decir, por el hecho de ser madre tienes el derecho a decidir si el bebé que llevas en tus entrañas tiene que vivir o morir. Y lo peor del caso es que este progresismo lo respaldan, con sus votos en las elecciones, miles de personas cuyas convicciones y principios morales son totalmente contrarios. En contra estamos los que defendemos la vida por encima de todo, máxime si se trata de un ser indefenso e inocente, aunque eso sea de carcas y fachas.
Y para fijar posiciones hay que aclarar si cuando se interrumpe voluntariamente un embarazo se está acabando con una vida o no. Para eso podemos remitirnos al manifiesto de Madrid, que recientemente ha sido firmado por miles de científicos, investigadores, profesores de universidad, académicos e intelectuales de toda índole, a los que Zp no ha tenido a bien consultar hasta ahora.
El manifiesto defiende la vida humana en su etapa inicial, embrionaria y fetal, afirmando que científicamente está demostrado que la vida empieza en el momento de la fecundación, por lo que la interrupción voluntaria del embarazo no es sino un acto simple y cruel de interrupción de una vida humana, defendiendo los firmantes que las mujeres que decidan hacerlo, previamente sean informadas del procedimiento y las consecuencias que ello conlleva. Y es que el aborto es un drama con dos victimas. Una vive y otra muere. Por lo que tomar una decisión de este tipo puede suponer una decisión cruel y traumática irreparable. Esto no es como quitarse una verruga. Aquí se elimina una vida, y quien así lo decide tiene que saber antes lo que hace.
Los resultados registrados hasta la fecha no pueden ser más desalentadores. Más de 120.000 abortos al año. Lo que significa que nuestra sociedad está fracasada y enferma. No es entendible que mientras miles de familias tienen que salir al extranjero a buscar niños en adopción, en España se impida el nacimiento de más de 120.000 niños.En nuestras manos está apostar por la vida o seguir con la incultura de la muerte, que es lo que nos trae el peor presidente de la nueva historia de España.

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