Han pasado varios días desde que se celebró el debate del estado de la nación. Todos los medios de comunicación han informado sobradamente sobre lo acontecido. Cada uno hemos sacado nuestras propias conclusiones y seguramente muy pocos han cambiado su forma de ver las cosas. Todo sigue igual que antes.
España sigue teniendo contabilizados más de cuatro millones de parados. Sigue teniendo las mayores tasas de Europa en paro juvenil y femenino. Zparo sigue haciendo demagogia barata oponiéndose a una necesaria y urgente reforma laboral que cree empleo. En definitiva sigue dando la espalda a mejorar las condiciones de nuestro tejido productivo, en beneficio de los trabajadores y empresarios.
Por el contrario, lanza propuestas aisladas e insuficientes, sin cuantificar y que no cuentan con una previsión económica, para las cuales no tiene suficiente apoyo y donde incluye a otras administraciones con las que no ha contado, ni siquiera de su propio partido, por lo que, pocos días después de su anuncio ya han de ser modificadas.
Está claro que es consciente de que, ante la caótica situación que tenemos, algo hay que hacer, pero demuestra no saber qué, permitiéndose hablar de cambio de modelo productivo pero sin proponer una reforma estructural para ello.
Su propuesta sobre la vivienda supone básicamente una subida fiscal encubierta contra las clases medias españolas, además de no contar con suficientes apoyos para sacarla adelante, por lo que ya ha tenido que matizarla.
Para colmo Zparo, como siempre, responsabilizó de todos los males a los demás. Él nunca tiene la culpa de nada. Incluso acusó a la oposición de alegrarse con el aumento del paro, intentando ocultar que él es el máximo responsable y culpable de que este crezca mes a mes. Zparo es el problema del paro, no la solución.
Y mientras se dedica a atacar a la oposición popular, la única que le puede mover el sillón, evita hablar de lo realmente importante, como es las dificultades para acceder al crédito, la mínima competitividad de nuestra economía, los agobios de nuestros agricultores, las infraestructuras, la caída de la producción industrial o el deterioro del sector de los servicios.
En resumen, el debate del estado de la nación ha servido para poco, salvo para demostrar otra vez que Zparo no fue capaz de ver venir la crisis, tampoco de reconocer que la teníamos encima, y menos es capaz de encontrar soluciones para superarla.
Solo se le ocurre abrir debates innecesarios y estériles que enfrentan a los españoles, como es la nueva legislación sobre el aborto, donde demagógicamente dice defender el derecho de las mujeres a decidir, cuando lo que defiende es que éstas impunemente acaben con la vida de un ser humano no nacido. ¡¡Vaya progreso!!
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