Dejadez municipal.

La semana pasada escribía en esta misma columna del uso de los kioscos de prensa situados en la vía pública. Decía que muchos de ellos permanecen cerrados, evidenciando el fracaso del convenio firmado en su día entre el Ayuntamiento y Amiab. Este pretendía ofrecer un puesto de trabajo digno a los discapacitados.
Como dichos kioscos estuvieron abiertos muy poco tiempo, la oposición denunció su abandono, así como su utilización como soporte publicitario, contraviniendo el convenio mencionado, que estipulaba que toda la publicidad exhibida debía ser de carácter municipal.
Incluso se llevó a pleno pidiendo su reapertura, con el respaldo de PP e IU, pero en contra de la entonces mayoría socialista bajo la premisa de que cuando ellos hacen algo, aunque sea en contra de un convenio por ellos firmado, está bien hecho. Ellos no creen en lo de rectificar es de sabios.
Antes también, pero hoy con más motivo ¿Cuántos parados estarían interesados en regentar uno de esos kioscos?
Algo parecido ocurre con las cabinas de teléfono que hay instaladas en la vía pública. Aún cuando su situación de monopolio terminó legalmente hace mucho tiempo, siguen instaladas en precario, situación que también en su día fue denunciada por la oposición popular.
Se presentó y aprobó, por unanimidad, una moción para convocar un concurso y adjudicar el uso de la vía pública para la instalación de este tipo de teléfonos, sin que hasta la fecha se haya hecho nada de nada. Y es que, como no fue a iniciativa de los socialistas, ya se sabe, todo lo que no venga de ellos, aunque se apruebe, solo tiene un destino, el fondo de un cajón para el olvido.
Y lo peor del caso es que, legalmente, la compañía que mantiene en precario la instalación de estas cabinas de teléfono, no puede utilizarlas como soporte para publicidad comercial, salvo para sí mismo, cuestión que hasta la fecha había respetado, hasta que han llegado las elecciones y éstas todo lo cambian.
Estos dos ejemplos demuestran la dejadez y abandono con que nuestros gobernantes municipales actúan. Ni saben, ni quieren saber.

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