La pasada semana hemos comprobado en que situación se encuentra realmente el diálogo social, ahora convertido en un diálogo de sordos. Todos acuden a la llamada del preboste. Se prestan sonrientes a la foto. Pero solo hay filling de cara a la galería. De puertas para adentro, todo bloqueado. La patronal pide reformas y los sindicatos no quieren ni oír hablar de ellas. Mientras el gobierno navegando. Respalda a los sindicatos, pero hace guiños a los empresarios.
Esta actitud demuestra una irresponsabilidad manifiesta. Cualquier gobernante tiene la obligación de impulsar un debate sobre las reformas laborales que necesita la economía de su país, sobre todo en los tiempos tan caóticos que estamos sufriendo. Solo un personaje como Zparo es capaz de atrasar sine die la adopción de medidas que consigan facilitar y abaratar la contratación.
Cuando un gobierno serio hace sus deberes, consigue una reforma laboral consensuada que produce beneficios tangibles. Eso es lo que hizo el PP cuando gobernó, logrando crear más de cinco millones de empleos en sus ocho años de gobierno. Y eso es lo que tendría que haber echo Zparo hace mucho tiempo. Pero comparar un gobierno como el del PP, que consiguió la etapa de más prosperidad y estabilidad que recordamos, con el de Zparo, el más nefasto de nuestra democracia, es confundir la velocidad con el tocino.
Negarse a una reforma laboral cuando somos el primer país del mundo en número de despidos y ocupamos el puesto 160en cuanto a facilidades para contratar, es darle la espalda a la realidad. Así es como se consigue que tengamos el doble de tasa por desempleo que el resto de la Unión Europea. Y así nos va.
Por mucho que se cocinen los datos y aunque el paro haya bajado gracias a la temporada de verano, el desempleo seguirá aumentando mientras que no se acometan reformas estructurales necesarias y urgentes. Y no vale escudarse en los trescientos cincuenta mil desempleados que, según Zparo, han encontrado trabajo gracias al famoso Plan E. Estos empleos son totalmente temporales. Lo verdaderamente significativo es comprobar que la afiliación a la Seguridad Social lleva dieciséis meses reduciéndose.
Recientemente ha decidido cerrar la Central Nuclear de Garoña, dejando descontento a todo el mundo, que además de producir nuevas subidas de la tarifa eléctrica, dejará sin empleo a más de mil trabajadores, junto a sus familias, porque si esperan que Zparo cumpla su promesa de recolocarlos, les puede pasar como a los ex trabajadores de Delphi, a los que también prometió lo mismo, y a día de hoy, de 1.258 trabajadores, solo hay 10 recolocados.
Zparo no solo no hace lo que debe, sino que promete lo que no puede cumplir.
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