Vergonzoso.

Me siento muy orgulloso de ser albaceteño, y presumo de ello. Donde voy vendo las bondades de mi tierra y sus gentes. Por eso cuando regreso desde el Levante, estoy deseando llegar a Chinchilla para divisar las luces de mi ciudad.
Luego, en demasiadas ocasiones, me cabreo al ver cómo las innumerables farolas del cruce con la autovía de Murcia están apagadas. Pero aún es peor cuando transito por la llamada AB-20 y siguen las farolas apagadas, por lo que empiezo a preguntarme ¿acaso nuestros responsables políticos no saben que la primera impresión de cualquiera que entre en la ciudad es de un abandono y desidia total? ¿Será que no pagamos el recibo de la luz y nos la han cortado? ¿No les da vergüenza a nuestros políticos la imagen que damos? O quizás es que no saben lo que es eso.
Aún recuerdo que no hace muchos años, cuando uno pasaba por Almansa, podía comprobar cómo el Castillo, emblema, santo y seña de esa ciudad, permanecía completamente a oscuras, mientras que cualquier atalaya de los pueblos de la zona lucía desde kilómetros. Pero claro entonces allí gobernaban los socialistas. Justo como en Albacete, donde nuestra Alcaldesa heredera se pasa todo el día de sarao en sarao, de foto en foto, repartiendo subvenciones o regalando solares, pero no se entera de la pobre imagen que nuestra ciudad ofrece a quienes acceden a ella por carretera.
Y con estos pensamientos llego a mi casa. Y me dispongo a sacar la basura. Y me vuelvo a acordar de nuestra querida Alcaldesa heredera, cuando tengo que levantar la tapa del contenedor para echar en él mi bolsa. Y es que en mi barrio, y no es una excepción, aunque pagamos impuestos de primera, seguimos teniendo contenedores de tercera regional. Esas promesas de sustituir todos por otros de pedal quedaron solo para la propaganda. ¿Verdad Sra. Oliver?Por cierto, en la calle de los Refranes, hace tres semanas hubo una avería de agua que ya fue reparada, pero sigue el chapucero bocao que le dieron al asfalto. Va siendo hora de que lo arreglen, que no todo van a ser fotos. De vez en cuando hay que trabajar.

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