“Más quemá que el palo un churrero”. Así es como está la Consejera y Vicepresidenta de Economía de Castilla La Mancha, Sra. Araujo. Máxime después de las últimas informaciones aparecidas en los medios de comunicación. Que ella es una de las últimas responsables de lo que pasa con nuestra CCM es algo de lo que no tengo la menor duda, como tampoco de que no es la única culpable. Por encima está Barreda, y por debajo hay muchos.
Lo triste del caso es que los que viven con intranquilidad y desasosiego esta caótica situación son los trabajadores y sus familias, sin olvidar a los clientes que consideramos a CCM como algo nuestro. A todos ellos hay que transmitirles tranquilidad y seguridad en que sus intereses están garantizados. Ahora sí, no antes.
Desde el principio, los sociolistos que gobiernan nuestra región negaron que intervinieran en el funcionamiento de CCM, y ahora sabemos que mentían. No solo incumplieron su obligación legal de tutelar y vigilar su funcionamiento desde la Comisión de Control, para lo cual la Sra. Araujo, nombraba discrecionalmente un representante de la JJ.CC., ahora sabemos que también decidía que operaciones había que aprobar o no.
Es más, seguramente la mayoría de los consejeros miembros de los órganos de gobierno desconocían estas intervenciones. Vamos que la decisión de conceder un préstamo a la Diputación Provincial de Albacete, de casi diez millones de euros, no dependía de la propia CCM, sino de la opinión de la Sra. Araujo.
Cómo no iba a defender la gestión realizada en la CCM, calificándola horas antes de la intervención del Banco de España, de excelente, además de haber dado por bueno un beneficio ficticio, que se convirtió de la noche a la mañana en más de mil millones de euros en pérdidas, sin olvidar el descontrol habido en la concesión de créditos irrecuperables por miles de millones de euros Si en gran parte ella era la que decidía a quien sí y a quién no, se le concedían préstamos.Con esta gente mandando, gobernar es otra cosa, en nuestra región, así nos va. Seguimos siendo los últimos de la cola.
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