Desde que tengo uso de razón he conocido a los vascos y catalanes como los dos pueblos de España con mayor espíritu reivindicativo. Tanto el gobierno pre democrático como los siguientes, han atendido las permanentes reclamaciones hechas por los dos. Por tanto hay que afirmar que todos los gobiernos, del color que fueren, han mimado y consentido a estas dos comunidades o regiones.
Por eso siempre han sido los más desarrollados y prósperos. Curiosamente los que menos apego han tenido siempre a España, son los que siempre se han beneficiado más de ella. Sin embargo, otras zonas como la nuestra, nunca hemos recibido ni una mínima parte de los beneficios e inversiones que catalanes y vascos. En parte ha sido por nuestro espíritu conformista y pasota. Y así nos va. Apenas reclamamos, en consonancia con unos gobernantes regionales que lo hacen menos.
En pago al trato preferencial recibido, el estado Español y sus símbolos son denostados en esos territorios, siendo mal vistos y repudiados descaradamente. Lo cual no impide que en las Cortes Generales algunos se permitan la desfachatez de prometer o jurar su cargo, con el guiño de acatar la Constitución “por imperativo legal”. Eso sí, a la hora de cobrar no le hacen ningún asco.
A ver cuándo despertamos de nuestra indolencia y clamamos contra que algunos vascos exijan que el Ejército, el de todos los españoles, salga de allí, y sin embargo piden encarecidamente soldados a bordo de sus atuneros para protegerlos de los piratas. Máxime si conforme salen de las aguas jurisdiccionales españolas se permitan arriar la enseña nacional e izar la ikurriña, algo totalmente prohibido por la legislación internacional. Luego los secuestran y es el gobierno español, el de todos, el que con nuestro dinero paga el rescate o envía nuestros buques de guerra a la zona. Claro que si no ondea la bandera española en sus puertos, menos lo harán en los barcos.
Solo falta que de verdad regalen la CCM saneada a los nacional-separatistas vascos a cambio de su voto a los presupuestos generales. Sería para darnos y no parar.
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