De muestra un botón.

En el inicio del año judicial, el Fiscal General del Gobierno, perdón del Estado, aseguró que su departamento actúa contra la corrupción, venga de donde venga, lo cual, a tenor de los antecedentes conocidos, es más que discutible.
La Fiscalía no ha hecho nada ante el cobro de 10 millones de euros de subvención concedidas por el presidente de la Junta de Andalucía a una empresa apoderada por su hija. Ha pasado olímpicamente de la utilización de fondos del CNI con fines privados. Sin olvidar el caso del Puerto del Musel, donde la UE detectó irregularidades que supusieron un aumento de 262 millones de euros sobre el presupuesto previsto. O el caso Sariñena, donde se denuncia una desviación del presupuesto municipal de 240.000 euros.
Llegando a un caso más cercano, el de CCM, donde la Fiscalía aún no ha dicho ni pío, a pesar de las graves irregularidades detectadas y denunciadas por el Bando de España que le obligaron a intervenirla. Si los implicados son socialistas, no pasa nada de nada.
Pero, y donde no ha tenido más remedio que actuar ¿qué ha hecho?. Pues en el caso de la Diputación socialista de Almería, con 32 asesores a sueldo trabajando para el PSOE, ha resuelto archivar las diligencias. Lo mismo que en el caso Almárchar, donde pide el sobreseimiento, a pesar de tratarse una prevaricación. La misma petición que en el caso Mallén, sobre un tema de construcción.
El Fiscal General del Estado es nombrado y removido discrecionalmente por el gobierno, por lo que éste actúa como un miembro más, recibiendo instrucciones y órdenes de cómo y por donde tienen que ir sus actuaciones, Baste recordar como la Vicepresidenta del Gobierno, desde Costa Rica y antes que este se pronunciara, anunció el recurso de la Fiscalía oponiéndose al archivo de la causa contra Camps. No es un caso aislado. El portavoz socialista de Sorbas (Almería) anunció que la fiscalía iba a interponer una denuncia contra el alcalde popular, antes de que se produjera. Para Zparo todos no somos iguales. Para unos, los suyos, manga ancha, y para otros, los contrarios, estrecha.