Los ángeles están de luto.

Cuando alguien muere, sus allegados sienten un hondo pesar, un vacío en sus vidas, saben que nunca más podrán hablar con él, nunca más podrán saludarle, enfadarse o reírse con él. Y a más trato que se haya tenido con él, mayor será la pérdida. Amén de que, cuanto más joven sea el finado, la pérdida causa mayor impacto, mayor dolor.
En los tiempos que corren, de vez en cuando nos despertamos con la noticia de un accidente que se lleva por delante la vida de los más jóvenes. Nos llama la atención, siempre llama la atención, pero más cuando quienes perecen son gente joven, con tanta vida por delante, aunque jamás los hayamos conocido.
Es el caso de Alejandro. No lo conocía. Nunca hablé con él. Pero he de decir que su perdida me ha impresionado. No solo por su edad, sino por ser alguien que he admirado desde hace tiempo. Es difícil encontrar chavales que se dediquen en cuerpo y alma a lo que más les gusta, anteponiendo su ilusión y afición, al peligro y al riesgo.
Alejandro, habría cumplido 27 años el próximo 3 de mayo, y gran parte de su vida la dedicó a un deporte de riesgo, el parapente acrobático, cuya única satisfacción es la personal, no creo que tuviera la ilusión de vivir de ello.
Tuvo que buscarse la vida para ello, es decir mendigar los recursos económicos necesarios para viajar por todo el mundo, en busca de un sueño, su sueño, con el orgullo de haberlo conseguido. Llegó a ser campeón del mundo de parapente acrobático, que se dice pronto. Algo de lo que muy pocos pueden presumir.
La vida es muy corta, unos duran más años que otros, pero no significa que vivan más. Hay gente que por muy pocos años que vivan, los viven más intensamente. Hacen lo que les gusta y disfrutan cada minuto de ello. Alejandro vivió y murió haciendo lo que más le gustaba. Descanse en paz.A su familia, a sus hermanos Félix y Raúl, y a su primo Horacio, actual campeón mundial, con los que compartía afición, deporte y riesgo, mi más sentido pésame. La vida sigue, y aunque estos golpes nunca se olvidan, hay que aprender a vivir con ellos. Ánimo y un fuerte abrazo.

No hay comentarios: