Contra nuestro tejado.

Parece extenderse la idea de que la culpa de la crisis económica no es de Zparo y su banda. No es que ellos no fueran capaces de ver venir el nublo, ni siquiera de darse cuenta de que ya estaba ya lloviendo, y menos de coger un paraguas para que no nos mojáramos cuando ya teníamos el turbión encima. La culpa es de los desprestigiados empleados públicos, olvidando que quienes, tras sacrificarse, estudiar, y aprobar sus oposiciones consiguieron una plaza en la administración pública, se encargan de facilitarles sus derechos, como son la sanidad, la educación, la seguridad, o un correcto funcionamiento de la propia administración.
A esta gente, que en la mayoría de los casos apenas llega a los mil euros de sueldo, les ha costado mucho conseguir una plaza estable, que por otra parte está al alcance de quien quiera, en libre competencia de igualdad, mérito y capacidad, ir a por ella. Muchos de los que los critican lo hacen por envidia, por su incapacidad de conseguir lo que otros con esfuerzo y sacrificio lograron. Y eso no significa que ya lo tengan todo hecho. Tienen que seguir estudiando, formándose, preparándose, actualizando sus conocimientos, poniéndose al día de las nuevas herramientas informáticas que se ponen en marcha, para no quedarse desfasados.
Los empleados públicos no son unos privilegiados por tener un empleo estable. Éste es un derecho, no un privilegio. Y si queremos unos servicios públicos objetivos, neutrales, independientes y profesionales, es imprescindible su estabilidad, ya que en caso contrario volveríamos a la época de las cesantías. Es decir, quién gobierne que ponga a los suyos, de tal manera que la administración sería siempre parcial.
Incluso hay quien defiende que hay demasiados empleados públicos, ignorando u ocultando que esta tasa en España apenas llega al 9,5%, mientras que en la Unión Europea es del 16%. Es más, España es quien menos dinero gasta en el salario de sus empleados públicos, comparada con los otros primeros quince estados de la UE.
Hay otro dato elocuente, como es que el porcentaje de empleados públicos de Dinamarca es del 25,7 %, y en Suecia del 21,1%, lo que significa que cuanto más avanzado es un país, es decir más derechos y servicios públicos hay al alcance de sus ciudadanos, más empleados públicos han de atender éstos.
Es cierto que al rebufo de los empleados públicos hay quienes como asesores, personal de confianza, o incluso por la gatera de irregularidades voluntarias, trabajan y cobran a costa de las arcas públicas, pero que nunca pueden ser metidos en el mismo saco que quienes han conseguido su puesto mediante oposición pública.Los empleados públicos no tienen la culpa de los errores de Zparo, y su desprestigio en nuestra boca supone tirar piedras contra nuestro propio tejado.

No hay comentarios: