Zparo llegó al gobierno con un programa electoral y unos principios de los que pasado poco tiempo, ha terminado renegando. Uno era el compromiso expresado con el Pacto de Toledo de mantener el poder adquisitivo de las pensiones. Su nefasta política económica e incapacidad para afrontar la crisis mundial, ha desembocado en una más que precaria situación de nuestra economía. Nuestro nivel financiero y de endeudamiento está al borde del precipicio, pero este presidente está decidido a seguir adelante. Su locura malgastadora nos lleva irremediablemente al desastre.
Ante este panorama, agotadas las reservas que heredó de Aznar, y ante su decisión de seguir gastando y malgastando lo que no tenemos, Zparo ha renunciado uno a uno a todos sus principios. Empezando por congelar las pensiones de nuestros jubilados, con su correspondiente pérdida de poder adquisitivo, es decir empobrecimiento, y que apenas supondrá a las arcas del Estado un ahorro de 1.400 millones de euros. Y otro tanto con la rebaja del salario de los empleados públicos.
Ha continuado realizando el mayor recorte de derechos sociales que se conoce, comenzando por su decisión de retrasar la edad de jubilación dos años más, lo cual además de suponer un esfuerzo añadido, conlleva la ampliación del periodo de cálculo para el importe de la pensión, lo que supondrá rebajar las mismas. Pero como eso no le parecía suficiente, nos ha castigado subiéndonos el IVA y otros impuestos indirectos, lo que perjudica más a los que menos tienen. Sin olvidar el aumento del IRPF y los impuestos sobre el ahorro. Ha eliminado las ayudas a la vivienda en unos momentos en que el sector sufre su crisis más acuciante. Y ya está planteándose la semi privatización de la sanidad con el copago sanitario. Además suprimió el cheque bebé y la ayuda de los cuatrocientos euros, que según él mismo, iba a ser permanente en el tiempo.
Eso sí, labia no le falta. Ellos son los defensores de la mujer. Inventó hasta un ministerio específico para ello, aunque en la última remodelación, esa en la que ha sustituido a sus malos ministros por vendedores de humo, optó por cargárselo. Luego resulta que en realidad él es el que menos ha favorecido al sexo débil, como prueba que el paro femenino crece al doble de ritmo que el masculino, habiendo logrado que España sea también el país con la tasa de paro femenino más alta de la Unión Europea (el doble que la media). Hasta medio millón de amas de casa se han visto obligadas a buscar trabajo fuera de sus hogares. Así cumple Zparo el compromiso que hizo en marzo de 2009, cuando aseguró que no permitiría que la crisis se cebara en las mujeres. Un dato lo dice todo. Felipe González dejó una tasa de paro femenina del 30%. Aznar la rebajó al 15%. Zparo la ha elevado hasta el 51%.
Pero él no es el único culpable, también lo son los que le aplauden y respaldan.
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