Cuando Aznar llegó al gobierno de España, los socialistas de Felipe González dejaban dos millones de parados que llevaban más de un año en desempleo. Ocho años después, esa cifra se redujo a poco más de setecientos mil, hasta que llegó el campeón del talante, y tras seis años y medio de desgobierno ya ha conseguido igualar a su correligionario. Según la última encuesta de población activa, en el tercer trimestre de este año había 1.970.300 parados que llevan más de un año desempleados.
Si nos remitimos a los datos del SPEE (antiguo INEM), crece la probabilidad de que cerremos el año con cinco millones de personas que queriendo trabajar, no encuentran donde. De momento, casi un millón seiscientos mil jóvenes de entre 16 y 29 años están desempleados. Estamos, también, a la cabeza de paro juvenil en Europa -casi el 42%-, que unido al fracaso educativo, hace que hasta un 14% de jóvenes ni estudia ni trabaja, lo que nos da idea del presente y futuro que les ofrece Zparo.
Según el estudio The Euro Monitor, España ya es el tercer país de la eurozona con peor situación económica, obteniendo los últimos lugares en paro, productividad y eficiencia. Si a esto le añadimos los datos facilitados por Cáritas Española, según la cual este año ha atendido a ochocientas mil personas, o que seis de cada diez hogares españoles se las ven y las desean para llegar a fin de mes, podemos hacernos una idea de qué podemos esperar con Zparo, que no sea más reducción de sueldos a los empleados públicos, congelación de pensiones y pérdida de su poder adquisitivo, nuevas subidas de impuestos, y en definitiva paro y ruina.
Contra este negro presente y más oscuro futuro, en vez de rodearse y escuchar a economistas expertos, recurre a un buhonero, químico de profesión, experto en “vender” peines a los calvos o frigoríficos a los esquimales. Y es que Zparo una vez más demuestra su incapacidad para solucionar la penosa situación económica que padecemos. Se levanta una mañana, le da la vena y cuando iba a sustituir a un ministro, remodela casi todo su gobierno, por tercera vez en tres años. En seis años y medio ha nombrado 38 ministros, como si nos salieran gratis. Cambiando caras no puede acabar con la improvisación, la desconfianza, el paro, la deuda o los recortes sociales.Eso sí, por unos días consigue su propósito, que se deje de hablar de economía o del paro. Ahora el debate principal es si se paga peaje o no a los terroristas para que dejen de matar. Si se está negociando con ellos para permitirles que vuelvan a las instituciones a financiar su estrategia de muerte y extorsión. Que si sí, que si no. Lo cierto y fijo es que parece que nos hemos olvidado de los millones de personas que sufren el drama de no encontrar trabajo y no poder mantener a sus familias. Eso es lo verdaderamente importante. Y para eso, lo ha demostrado, Zparo no tiene soluciones.
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