El resultado de las elecciones catalanas no ha sorprendido a casi nadie. Se veía venir. Todos los sondeos anticipaban la debacle del tripartito y el crecimiento del centro derecha. Es lógico que cuando las cosas se ponen feas, la gente se vuelque en quienes están capacitados para sacarlos del hoyo. Y desde luego ya se ha repetido la historia en demasiadas ocasiones. La izquierda despilfarra, endeuda y arruina, y el centro derecha tiene que ponerse las pilas para recuperarnos del desastre.
En Cataluña los resultados han dejado claro que la mayoría confía en que las políticas de derechas les saquen del pozo en que les han sumergido la política de izquierdas del tripartito. Ahora solo cabe esperar que los populares catalanes, ya tercera fuerza política, sean capaces de moderar los tics separatistas de los convergentes. La otra opción, que muchos nos tememos, es que con tal de llegar al final de su mandato, Zparo esté dispuesto a pagar el peaje que le pida CIU.
Con todo y con eso, lo que sí se puede asegurar es que elección tras elección, los socialistas cotizan a la baja y los populares al alza. Pasó en las autonómicas gallegas, donde los socialistas perdieron el gobierno de la Xunta a favor del PP. Luego en las Europeas, donde volvieron a subir los populares y bajar los socialistas. Ahora en Cataluña lo mismo. Bajan los socialistas y suben los populares. Es más, aquí, tradicional granero de votos socialistas, éstos han perdido un cuarto de millón de votantes. Y si se comparan populares y socialistas, los primeros les han recortado 300.000 votos a los segundos. Baste decir que Zparo recibió un PSC con 52 diputados autonómicos de los que solo le quedan 28 -los peores resultados de su historia-. Y esto solo es el principio.
Los sondeos rara vez se equivocan, salvo el CIS. Está en la calle, la ola se ve venir. En mayo el cabreo de los españoles arrasará las listas socialistas como si fueran barcos de papel. Y es que no se puede arruinar a la gente e irse de rositas. No, estos resultados no son extrapolables, pero que pongan sus barbas en remojo.
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