El socialismo dura hasta que se les acaba el dinero de otros, es lo que decía la premier británica Margaret Thatcher hace años. Y no le faltaba razón. Los socialistas, por deformación ideológica, solo saben gastar y malgastar a manos llenas, sin control ni rigor, y sin que ello suponga solucionar los verdaderos problemas de sus gobernados. Para más abundamiento recordar que en la UE solo Grecia, Portugal y España tienen gobiernos socialistas, y no diré nada de cómo están los tres, al borde del precipicio.
Por eso no me extraña que en Cataluña, conforme ha tomado posesión CIU, se han encontrado con que los salientes, los socialistas, no han dejado ni con que encender. Se han disparado todas las alarmas, ya que en palabras del nuevo presidente catalán, apenas tienen presupuesto para poder aguantar un par de meses. ¿Y después qué?
Eso mismo puede ocurrirle a Mª Dolores de Cospedal en mayo, cuando sustituya al aristócrata Barreda al frente del gobierno autonómico, que eche mano de la caja y ni la encuentre. La quiebra técnica en que están las finanzas regionales es evidente, y la herencia que dejarán cuando sean desalojados del gobierno, será un pufo envenenado difícil de digerir. Aún así, confío en que nuestros problemas mejoren con caras nuevas, abriendo las ventanas para que entre aire fresco, y actuando con rigor y seriedad, huyendo de lo superfluo e innecesario. Hay que gestionar y dejar de despilfarrar.
En Albacete capital la situación viene a ser similar. El pufo que está ocasionando la incompetencia e inutilidad de Carmen Oliver y su equipo de gobierno está hipotecando el futuro municipal, poniendo en peligro el mantenimiento en la prestación de sus servicios. Si la JJ.CC. de Barreda tiene sin pagar más de 70.000 facturas del pasado año, nuestro ayuntamiento capitalino no se queda atrás, tiene un agujero de más de cuarenta millones de euros. Sin contar la deuda de más de setenta y seis millones con los bancos. Esta caótica situación, sumada a la morosidad del gobierno regional, que no paga lo prometido, le ha obligado al Consistorio a pedir un crédito de diez millones de euros para obtener liquidez. Éste deberá haberse reintegrado el último día de este año y su coste en intereses será de un cuarto de millón, que pagaremos todos los albaceteños.
Pero estas situaciones no son nuevas, las repiten cada vez que acceden al gobierno. Empiezan a tirar de chequera pública, y cuando ésta se agota, siguen igual pero con cargo a deuda. Hasta que la situación ya no aguanta y entonces empiezan los recortes. Dicen mantener sus políticas sociales y reducen el poder adquisitivo de los empleados públicos, los jubilados, las futuras madres, las empresas, las familias, y todo titirimundi, mientras suben y suben los impuestos. Necesitan exprimir hasta el último céntimo para poder seguir con sus desmanes y despilfarros. De eso viven, y muy bien.
Al fin y al cabo, el pufo que ellos dejen ya lo arreglarán los que vengan.
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