Derrotada, traicionada y humillada.

En 1999, Pérez Castell recogió el fruto de las infamias inventadas por el Mortadelo contratado con dinero sindical de clase. No importó las malas artes, las mentiras, ni el daño a sus oponentes políticos, solo interesaba recobrar el poder. Los derrotados, Juan Garrido y Emigdio de Moya, con dignidad aceptaron la derrota y se fueron a casa.
En 2003, Pérez Castell solicitó su reelección al electorado, comprometiéndose con éste para otros cuatro años. Poco más de diez meses después, los traicionó y pasó a mejor vida como Diputado Nacional. En parte por voluntad propia, pero muy principalmente como jubilación forzosa obligado por el aparato de su partido. Se había vuelto demasiado independiente y eso era peligroso.
La Alcaldía la heredó Carmen Oliver. Pero claro, por muy buena voluntad que pusiera, tenía las manos atadas por un grupo político que ella no había elegido y donde las envidias eran crecientes. Con esa tropa, sus tres años de gobierno poco podían dar de sí. Eso, unido al creciente desprestigio de las políticas socialistas, tanto a nivel local, provincial, regional o nacional, acabaron por pasarle factura. Su derrota fue histórica, aún mayor de lo que todos los sondeos vaticinaban.
Carmen Oliver solo tenía dos opciones, renunciar por dignidad a su acta de concejal e irse a casa, a mi juicio la más sensata, o seguir y dirigir su grupo municipal desde la oposición. Ella legítimamente optó por la segunda, pero se encontró con que todos aquellos que la adulaban y le aplaudían habían desaparecido de su lado. Pasaba de ser una de las Alcaldesas más apreciadas de España, a ser denostada por los suyos.
En esas, sin que se diera cuenta, sus compañeros electos de candidatura la apuñalaron por la espalda. Mientras ella daba por hecho su continuidad como portavoz de su grupo en la posición, ellos elegían a otro. Entonces caía en que todo este tiempo solo había sido una marioneta.
Derrotada y traicionada, lo siguiente será humillarla, no permitiendo que se libere. Ya no hay sombra para todos. ¡¡Que lejos queda la foto con Zparo, Barreda y Pardo!!

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