Lenta agonía.

En 1996 el deterioro de nuestra economía era brutal. No solo nos habían robado a manos llenas, además nos habían endeudado y arruinado hasta cifras desconocidas. Y entonces los españoles eligieron a Aznar para recuperar el sentido común.
Lo primero que tuvo que hacer fue pedir casi siete mil millones de euros para poder pagar las pensiones. Y a base de sacrificios, rigurosidad y firmeza, sacó adelante las reformas que España necesitaba. El resultado fue volver a la senda del crecimiento y la estabilidad.
Mucho me temo que cuando Rajoy llegue a La Moncloa y levante las alfombras, se encontrará una situación parecida o peor. Por eso no me extraña que el gobierno zapateril haya tenido que aportar por vía de urgencia casi cuatro mil millones de euros a la Seguridad Social. Y es que ésta ya no aguanta más. Hasta el Servicio Público de Empleo Estatal, antiguo INEM, le adeuda miles de millones de euros por las cuotas de los parados no satisfechas.
Y es que el que no sabe es como el que no ve, y los socialistas no saben gestionar ni administrar, salvo en su propio beneficio. Ellos solo saben protestar, movilizar, tomar la calle y reclamar, saben ser oposición, pero cuando gobiernan nos la lían siempre.
Por eso no puede extrañarnos que con su improvisación hayan producido más de nueve millones de pobres. Solo en esta legislatura inacabada, hay un 4,3 % más. Cáritas ha atendido a seis millones y medio de personas. Es más, el rostro de la pobreza es un joven de entre 20 y 40 años, en su mayoría mujer con cargas familiares.
Para colmo, lo del paro juvenil es para echarse a llorar. Hay provincias donde éste llega al 67%. Tenemos más de 1.600.000 jóvenes desempleados sin cualificación para incorporarse al paupérrimo mercado laboral. Contra este drama, la solución de Rugalcaba es prorrogar los contratos de formación hasta los 33 años. Es decir empleo precario con salarios por debajo del mínimo interprofesional.
Que largo se nos está haciendo. Todo el mal que han hecho, la ruina que han generado y la miseria que han repartido, tienen que pagarla en las urnas.