El sucesor de Zparo no es de fiar. Rugalcaba es un personaje tenebroso con una trayectoria política más que discutible y al cual hay que darle la credibilidad que con sus actos se ha ganado, independientemente de que si éste representa la renovación del partido socialista, apaga y vámonos.
Como portavoz felipista juró y perjuró públicamente que los GAL no tenían nada que ver con su ejecutivo. Luego se confirmó lo que todos sabíamos, que nos había mentido y engañado a sabiendas.
Pero no tardó mucho en repetir sus embustes. Fue en el asunto del SITEL, donde demostró su arte en manipular y espiar a su libre albedrío a cualquier oponente que se le antojara y en su propio beneficio.
Y llegó el 11M, donde comprobamos que casualmente disponía de mayor información que el propio gobierno popular, gracias a los tentáculos policiales construidos bajo su mando dentro de los estamentos de la seguridad del Estado. Eso por no ir más allá, de lo cual no me cabe duda acabaremos por enterarnos algún día.
De sus relaciones con los terroristas no hay dudas, tanto como miembro de un gobierno empeñado en negociar con éstos, como a nivel de su departamento alertándolos de su inminente detención, como en el caso del Bar Faisán, algo que por mucho que lo niegue, ahí está.
Rugalcaba ha sido miembro del nefasto gobierno que nos ha arruinado; ha aumentando la edad de jubilación; ha subido la luz, el gas, el butano, los impuestos, IVA incluido, y lo que te rondaré morena; que congeló el impuesto de patrimonio, luego lo ha recuperado y dice que lo volverá a modificar; que ha producido cinco millones de parados, con una bolsa de pobreza de casi un millón cuatrocientas mil familias sin ningún ingreso y un índice de exclusión del 13,5%, con más de 9 millones de personas que sobreviven con menos de 6.000 € al año; ahora pretende que nos fiemos de él.
Y para empezar nos anuncia solemnemente que si gana, no bajará el sueldo de los empleados públicos, ni congelará las pensiones, algo que también como miembro del gobierno zapateril YA ha hecho.
Este tío es que nos toma por tontos.
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