Sin verguenza.

Si yo fuera responsable del drama y la pobreza que sufrimos, me encerraría en mi casa y me escondería debajo de mi cama por mucho tiempo. Vamos que me daría vergüenza salir a la calle, y mucho más aparecer en los medios de comunicación echándole las culpas de mis actos a los demás.
Claro que estoy hablando de algo que los gobernantes desalojados democráticamente por los ciudadanos no conocen. Me refiero a la vergüenza. Y es que esta gente que nos ha empobrecido y arruinado hasta límites insospechados no tienen vergüenza, ni saben lo que es.
Que alguien que deja las arcas municipales de Albacete al borde del colapso, con un agujero pendiente de 34 millones de euros en facturas sin pagar, sin contar deuda bancaria, se atreva a criticar las medidas adoptadas por el nuevo equipo de gobierno apenas toma posesión, es para mandarlos a la mierda, con perdón.
Que la gentuza que ha provocado prácticamente la quiebra de nuestra comunidad, exija medidas para arreglar lo que ellos mismos estropearon, tiene bemoles. Pero el colmo es el heredero zapateril, el Sr. Rugalcaba, oscuro personaje que quiera o no, es responsable directo de cinco millones de parados, que nos cuestan más de treinta mil millones de euros a nuestros bolsillos; es culpable del cierre de 300.000 autónomos y 200.000 empresas; es cómplice de despilfarrar 13.500 millones de euros en un Plan E que hubieran servido para no congelar las pensiones, bajar el sueldo a los empleados públicos o subir el IVA a todos los españoles.
Rugalcaba y sus compañeros de gobierno zapateril, nos dejan una deuda de 30.000 euros por contribuyente, por la que pagamos 682 euros por segundo, unos 21.500 millones de euros al año solo en intereses, y que sin duda bloquea nuestro presente y lastrará nuestro futuro.
Contra todos estos desaguisados, Rugalcaba dice ahora tener soluciones, y aún quedan ingenuos que le creen. Quien desde que llegó no ha dejado de hundirnos más en el barro, ahora, que se acercan las elecciones, dice saber cómo sacarnos de él. Hay que ser masoquista para darle el voto. Pero haberlos hailos.

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