Ordenando el desorden.

Intentando devaluar la acción del gobierno de Cospedal, el nuevo líder del socialismo regional, García Page, con más mili política que Cascorro, ha dicho que se van a pagar las deudas de la JJ.CC. como hacía Barreda, pidiendo dinero prestado, lo cual siendo cierto, hay que matizarlo. El anterior presidente regional, correligionario de García Page, realizó tan mala gestión de las cuentas públicas regionales que el gobierno central socialista le prohibió tajantemente seguir endeudándonos. Por contra, a Cospedal el nuevo gobierno central del PP sí le permite pedir el dinero necesario para pagar lo que Barreda dejó a deber. La diferencia entre ambos es evidente. El socialista nos endeudaba para hacerse autopropaganda y contratar conciertos musicales, mientras acumulaba en los cajones miles y miles de facturas impagadas, colapsando la economía regional y sin presentar un plan creíble de recuperación financiera. Mientras Cospedal, desde su llegada a Fuensalida, gestionando con rigurosidad y transparencia ha aprobado las medidas necesarias para aligerar las finanzas públicas, recortar el gasto superfluo y aquilatar al máximo los compromisos adquiridos, lo que ha generado la confianza necesaria en el gobierno central para permitirle pedir el dinero necesario para pagar las miles de facturas acumuladas y heredadas del gobierno socialista de Barreda. Es aquí donde viene lo de que “eso era lo que hacía Barreda”. Y no es cierto. Como ya he dicho, primero, éste no podía pedir más dinero prestado, no se fiaban de él ni los suyos; segundo, el que había pedido no lo utilizó para pagar lo adeudado a los proveedores, como demuestra que ahora se van a pagar facturas amontonadas desde 2008; tercero, Cospedal no aumenta la deuda, solo cambia el acreedor, antes la JJ.CC. le debía a miles de pequeños y medianos proveedores y ahora dichas deudas las asumirán entidades bancarias. Lo cierto y fijo es que, mientras los socialistas solo saben malgastar y endeudar a sus conciudadanos, los populares tienen que venir a poner orden en el desorden dejado por los anteriores.