En las elecciones gallegas, la mayoría silenciosa que diría Rajoy ha respaldado mayoritariamente a Nuñez Feijó.
Aquí llama la atención que con menos votos que en otras ocasiones, el PP ha conseguido tres escaños más.
¿Y cómo es eso?
Muy fácil, la alternativa, los socialistas, se han despeñado.
Lo que nos lleva a concluir que los gallegos, como el resto de España, saben perfectamente quien es el culpable de la ruina económica en que se encuentran, y se lo han hecho pagar.
Y aunque a nadie le gustan los recortes y algunos han huido de volver a votar al PP, la mayoría entiende que es el único camino para salir del hoyo en que nos han metido.
Todo el mundo sabe quien son los culpables de que ahora nos veamos como nos vemos, y les castigan cada vez que tienen ocasión.
Es cierto que hay gente que, ante los recortes que padecemos, ahora mismo no volvería a votar al PP.
Pero la sangría de voto sería mucho menor que la que sufren los socialistas.
Y es que, la mayoría sabe que los recortes son la penitencia que hay que pagar por los despilfarros cometidos, y este, es el único camino posible para recuperarnos.
En las elecciones vascas la lectura es otra muy distinta.
Allí, al igual que en Cataluña, llevan dos generaciones educando a su juventud en el odio a España, y las consecuencias han de verse con el tiempo.
Cada vez son menos los que se sienten españoles y vascos, o españoles y catalanes, por lo que el sentimiento victimista y separatista no deja de crecer.
Máxime cuando hemos tenido unos gobernantes nacionales que siempre han cedido a las exigencias nacionalistas y han alentado su pretendida diferencia.
Ahora el gobierno de Rajoy no cede tanto como los anteriores, pero no deja de ser demasiado condescendiente con ellos.
Y para colmo, estoy convencido de que en el País Vasco ha habido votantes del PP que han preferido entregarse al PNV, para evitar que los terroristas de Bildu ganaran.
Paralelamente aquí los socialistas tambien se han estrellado, como castigo a su gestión y ambigüedad.
Con todo y con eso, que los terroristas de Bildu hayan podido presentarse a las elecciones, o que Bolinaga salga de prisión, ha desmoralizado a muchos.
Demasiados y este ha sido el resultado.
Cría cuervos.
Estoy hasta el gorro de los nacional separatistas.
Parece que les ha hecho la boca un fraile. No se cansan de pedir y pedir.
Eso sí, por un lado piden y por otro amenazan con su separación unilateral.
Aunque la culpa no la tienen solo ellos. También la tienen todos los gobiernos que les han consentido y mimado a costa del resto de España.
Todos los que una vez sí, y otra también, les han permitido salirse con la suya a sabiendas de que nunca tendrán bastante.
Siempre se han sentido no solo diferentes, sino superiores al resto de españoles.
Ya en octubre del 34, el Presidente de la Generalitat proclamó el Estado Catalán.
Y el presidente de la II República tuvo que frenar aquella gilipollez proclamando el estado de guerra y ordenando al ejército devolver las cosas a su sitio.
Desde entonces, todos los gobernantes han intentado tenerlos contentos a base de cesiones y eso con esta gentuza no sirve.
Contra la última deriva separatista, el gobierno actual ha reaccionado, pero a mi juicio, debería haber sido más contundente.
La unidad de España la marca la constitución de 1987 y solo el pueblo español en su conjunto puede modificarla.
Lo demás no dejan de ser amenazas para exprimir más al estado y ocultar su propio fracaso.
Ya quisieran algunos estados federados tener tantas competencias como Cataluña, pero no les basta.
Ellos querrían ser independientes pero sin dejar de chupar de la teta del resto de España.
Por eso no es de extrañar que el mismo día que Más hace proclamas independentistas, a su vez aprueba pedir al gobierno central otro montón de millones para su financiación.
Y lo malo es que el gobierno se lo da sin apenas condiciones.
En ese momento es cuando hay que recortarles el pienso.
El Estado tiene que recuperar las competencias de sanidad, educación y justicia.
Pero para eso hay que hacer como en el Parlamento Europeo, donde PP y PSOE se han puesto de acuerdo para nuestra unión con Francia, a través del pirineo aragonés, cuando hasta ahora solo se contemplaba una por Irún y otra por La Junquera.
Ni que decir tiene lo mal que a los nacional separatistas les ha sentado.
Ese es el camino, ponerse de acuerdo y meterlos en vereda.
Parece que les ha hecho la boca un fraile. No se cansan de pedir y pedir.
Eso sí, por un lado piden y por otro amenazan con su separación unilateral.
Aunque la culpa no la tienen solo ellos. También la tienen todos los gobiernos que les han consentido y mimado a costa del resto de España.
Todos los que una vez sí, y otra también, les han permitido salirse con la suya a sabiendas de que nunca tendrán bastante.
Siempre se han sentido no solo diferentes, sino superiores al resto de españoles.
Ya en octubre del 34, el Presidente de la Generalitat proclamó el Estado Catalán.
Y el presidente de la II República tuvo que frenar aquella gilipollez proclamando el estado de guerra y ordenando al ejército devolver las cosas a su sitio.
Desde entonces, todos los gobernantes han intentado tenerlos contentos a base de cesiones y eso con esta gentuza no sirve.
Contra la última deriva separatista, el gobierno actual ha reaccionado, pero a mi juicio, debería haber sido más contundente.
La unidad de España la marca la constitución de 1987 y solo el pueblo español en su conjunto puede modificarla.
Lo demás no dejan de ser amenazas para exprimir más al estado y ocultar su propio fracaso.
Ya quisieran algunos estados federados tener tantas competencias como Cataluña, pero no les basta.
Ellos querrían ser independientes pero sin dejar de chupar de la teta del resto de España.
Por eso no es de extrañar que el mismo día que Más hace proclamas independentistas, a su vez aprueba pedir al gobierno central otro montón de millones para su financiación.
Y lo malo es que el gobierno se lo da sin apenas condiciones.
En ese momento es cuando hay que recortarles el pienso.
El Estado tiene que recuperar las competencias de sanidad, educación y justicia.
Pero para eso hay que hacer como en el Parlamento Europeo, donde PP y PSOE se han puesto de acuerdo para nuestra unión con Francia, a través del pirineo aragonés, cuando hasta ahora solo se contemplaba una por Irún y otra por La Junquera.
Ni que decir tiene lo mal que a los nacional separatistas les ha sentado.
Ese es el camino, ponerse de acuerdo y meterlos en vereda.
Publicado en
COPE Albacete (11-10-2012)
Todos cabreados
Todos estamos cabreados. Y no es para menos.
A nadie le gustan las medidas que está tomando Mariano Rajoy.
Ni siquiera a él, pero tal y como le dejaron el patio no hay otro remedio.
Y ahora él, que apenas lleva ocho meses que no dan ni para enterarse de qué va esto, tiene que arreglar la ruina que se ha encontrado.
Aunque en tan poco tiempo ha hecho más reformas que su antecesor en siete años, y pronto veremos los resultados.
Aunque el meollo del problema apenas se ha tocado.
Hablo de la reforma a fondo de las administraciones autonómicas, provinciales y municipales, cuyo mantenimiento es insoportable para nuestros bolsillos, y en tiempos de crisis aún más.
Empezando porque dos tercios del gasto público español, corresponden a dichas comunidades, diputaciones y ayuntamientos.
Muchas de las cuales están en bancarrota y no tienen ni para pagar las nóminas.
Y es en este punto cuando acuden a papá estado para que les saque las castañas del fuego.
Aquí es donde Rajoy se tiene que poner en su sitio. Atarlos corto, ponerles condiciones y exigirles compromisos serios.
Más o menos lo que está haciendo con nosotros la Unión Europea.
Nos ayudan, pero marcándonos un camino del que no podemos salirnos.
Nos pongamos como nos pongamos, este modelo es inviable y caduco, pues mantener 17 regiones con estructuras que ya quisieran muchos estados, con todos sus organismos multiplicados por 17, con más de 200 embajadas, 50 canales de TV, 30.000 coches oficiales, y 4.000 empresas públicas, ya no lo soportan nuestras arcas públicas.
Rajoy se está dedicando a poner en orden las cuentas públicas del Estado, pero también tiene que meter en vereda al resto de administraciones que, acostumbradas a gastar y malgastar han creado un clientelismo que no saben cómo cortar.
Aunque es justo reconocer que Cospedal, pese a los sinsabores e incomprensiones de muchos, sí está haciendo sus deberes, como demuestra el hecho de que, de ser la región que mayor déficit acumulaba, hemos pasado a ser la primera que cumple el objetivo fijado, además de ser la única que ha cumplido con el compromiso de cerrar más del 80% de las empresas públicas autonómicas que había.
A otros habrá que obligarlos y en eso confío.
A nadie le gustan las medidas que está tomando Mariano Rajoy.
Ni siquiera a él, pero tal y como le dejaron el patio no hay otro remedio.
Y ahora él, que apenas lleva ocho meses que no dan ni para enterarse de qué va esto, tiene que arreglar la ruina que se ha encontrado.
Aunque en tan poco tiempo ha hecho más reformas que su antecesor en siete años, y pronto veremos los resultados.
Aunque el meollo del problema apenas se ha tocado.
Hablo de la reforma a fondo de las administraciones autonómicas, provinciales y municipales, cuyo mantenimiento es insoportable para nuestros bolsillos, y en tiempos de crisis aún más.
Empezando porque dos tercios del gasto público español, corresponden a dichas comunidades, diputaciones y ayuntamientos.
Muchas de las cuales están en bancarrota y no tienen ni para pagar las nóminas.
Y es en este punto cuando acuden a papá estado para que les saque las castañas del fuego.
Aquí es donde Rajoy se tiene que poner en su sitio. Atarlos corto, ponerles condiciones y exigirles compromisos serios.
Más o menos lo que está haciendo con nosotros la Unión Europea.
Nos ayudan, pero marcándonos un camino del que no podemos salirnos.
Nos pongamos como nos pongamos, este modelo es inviable y caduco, pues mantener 17 regiones con estructuras que ya quisieran muchos estados, con todos sus organismos multiplicados por 17, con más de 200 embajadas, 50 canales de TV, 30.000 coches oficiales, y 4.000 empresas públicas, ya no lo soportan nuestras arcas públicas.
Rajoy se está dedicando a poner en orden las cuentas públicas del Estado, pero también tiene que meter en vereda al resto de administraciones que, acostumbradas a gastar y malgastar han creado un clientelismo que no saben cómo cortar.
Aunque es justo reconocer que Cospedal, pese a los sinsabores e incomprensiones de muchos, sí está haciendo sus deberes, como demuestra el hecho de que, de ser la región que mayor déficit acumulaba, hemos pasado a ser la primera que cumple el objetivo fijado, además de ser la única que ha cumplido con el compromiso de cerrar más del 80% de las empresas públicas autonómicas que había.
A otros habrá que obligarlos y en eso confío.
Publicado en
COPE Albacete (27-09-2012)
Remando contra corriente
Que estamos en una situación muy complicada no es novedad. Es la situación dejada por los anteriores gobernantes socialistas que no supieron, ni quisieron ver la que se avecinaba, y menos prepararnos para ello. Pero hay que ser optimistas y creer en nosotros mismos, en nuestro futuro. Saldremos adelante. Con mucho esfuerzo, con mucho sacrificio, pero sin duda saldremos adelante. Para ello hay que plantarle cara a la herencia recibida y solucionar aquí y ahora los muchos desequilibrios acumulados durante tantos años, haciendo las reformas coyunturales y estructurales que España necesita y que hace mucho tiempo se debían haber realizado.
Si muchas de las reformas que ahora se están aprobando se hubiesen realizado hace tiempo, ahora no estaríamos tan mal como estamos. Ese es otro de los regalos que nos han dejado los anteriores gestores.
En apenas seis meses Rajoy y su gobierno ha iniciado, entre otras, reformas en materia laboral, en los organismos reguladores, en el sector eléctrico, en las Leyes de Presupuestos y en el Sector Público, todas para conseguir que nuestra economía sea más flexible y más competitiva. Es el primer paso para iniciar nuestra recuperación y prepararnos para un futuro de crecimiento y creación de empleo.
Pero antes tenemos que poner al día la herencia recibida. Una deuda externa de casi un billón de euros, casi ná; Un déficit público galopante que ha permitido que solo el año pasado, las administraciones hayan gastado 90.000 millones de euros más de lo que ingresaron; Una enorme falta de competitividad, o lo que es lo mismo, si no vendemos no producimos, y si no producimos no generamos empleo; Y la falta de crédito, imprescindible para que haya inversión, empleo y crecimiento.
Dicho esto, a bote pronto el problema no es pequeño, y para darle solución hay que mantener la cabeza fría, y sabiendo las causas que nos han traído hasta aquí, aportar las soluciones necesarias. Para eso se le votó a Rajoy, para hacer lo que España necesita. Mientras, los culpables de nuestra ruina intoxican y obstaculizan todas sus iniciativas.
Si muchas de las reformas que ahora se están aprobando se hubiesen realizado hace tiempo, ahora no estaríamos tan mal como estamos. Ese es otro de los regalos que nos han dejado los anteriores gestores.
En apenas seis meses Rajoy y su gobierno ha iniciado, entre otras, reformas en materia laboral, en los organismos reguladores, en el sector eléctrico, en las Leyes de Presupuestos y en el Sector Público, todas para conseguir que nuestra economía sea más flexible y más competitiva. Es el primer paso para iniciar nuestra recuperación y prepararnos para un futuro de crecimiento y creación de empleo.
Pero antes tenemos que poner al día la herencia recibida. Una deuda externa de casi un billón de euros, casi ná; Un déficit público galopante que ha permitido que solo el año pasado, las administraciones hayan gastado 90.000 millones de euros más de lo que ingresaron; Una enorme falta de competitividad, o lo que es lo mismo, si no vendemos no producimos, y si no producimos no generamos empleo; Y la falta de crédito, imprescindible para que haya inversión, empleo y crecimiento.
Dicho esto, a bote pronto el problema no es pequeño, y para darle solución hay que mantener la cabeza fría, y sabiendo las causas que nos han traído hasta aquí, aportar las soluciones necesarias. Para eso se le votó a Rajoy, para hacer lo que España necesita. Mientras, los culpables de nuestra ruina intoxican y obstaculizan todas sus iniciativas.
Publicado en
La Tribuna de Albacete (28-06-12)
Y no les da vergüenza
Durante el traspaso de poderes en nuestra región, los anteriores gestores socialistas aseguraron que las facturas impagadas acumuladas sumaban entre 400 y 700 millones de euros, pero no más. Ahora sabemos que nos mentían descaradamente hasta en la hora de su despedida. Antes de terminar este mes, el gobierno regional pagará 594.792 facturas por un importe total de 2.918 millones de euros, lo que serían casi medio billón, con b de burrada o de Barreda, de las antiguas pesetas.
La diferencia entre lo que nos decían los socialistas y la realidad no es nimia, cinco veces más de lo afirmado, y no les da vergüenza, no pasa nada, ellos siguen tan ufanos apareciendo en los medios intoxicando y poniendo palos en las ruedas de la recuperación.
Estos socialistas que nos han arruinado para mucho tiempo estarían ya en la cárcel, como alguien ha dicho acertadamente, si hubieran hecho la misma gestión en cualquier empresa privada. Y allí es donde deberían estar si fuéramos un país serio.
El pago de las casi seiscientas mil facturas escondidas en los cajones es una magnífica noticia, no ya por la inyección de liquidez y el impulso que dará a nuestra actividad económica, también por poner fin a los problemas de pago heredados por la nueva administración regional.
Y todo ha sido gracias a la voluntad y decisión del partido gobernante, pero sin el apoyo en ningún momento de los socialistas, los cuales no conformes con ser los causantes del problema, se han opuesto a su solución. Esa es su forma de hacer región.
Esta gente lo único que sabe es empobrecernos cuando gobierna e intoxicar cuando es oposición, como cuando dicen que Cospedal ha subido el sueldo a los altos cargos de su gobierno, lo cual solo con venir de ellos ya es para ponerlo en duda.
Cuando gobernaban los socialistas, presupuestaban una cantidad que se veía superada con creces durante la ejecución del mismo. Ahora se refleja la cantidad total real, lo que no supone incremento alguno, pero sí permite que los castellano manchegos sepamos realmente lo que nos cuestan, cosa que con ellos desconocíamos.
La diferencia entre lo que nos decían los socialistas y la realidad no es nimia, cinco veces más de lo afirmado, y no les da vergüenza, no pasa nada, ellos siguen tan ufanos apareciendo en los medios intoxicando y poniendo palos en las ruedas de la recuperación.
Estos socialistas que nos han arruinado para mucho tiempo estarían ya en la cárcel, como alguien ha dicho acertadamente, si hubieran hecho la misma gestión en cualquier empresa privada. Y allí es donde deberían estar si fuéramos un país serio.
El pago de las casi seiscientas mil facturas escondidas en los cajones es una magnífica noticia, no ya por la inyección de liquidez y el impulso que dará a nuestra actividad económica, también por poner fin a los problemas de pago heredados por la nueva administración regional.
Y todo ha sido gracias a la voluntad y decisión del partido gobernante, pero sin el apoyo en ningún momento de los socialistas, los cuales no conformes con ser los causantes del problema, se han opuesto a su solución. Esa es su forma de hacer región.
Esta gente lo único que sabe es empobrecernos cuando gobierna e intoxicar cuando es oposición, como cuando dicen que Cospedal ha subido el sueldo a los altos cargos de su gobierno, lo cual solo con venir de ellos ya es para ponerlo en duda.
Cuando gobernaban los socialistas, presupuestaban una cantidad que se veía superada con creces durante la ejecución del mismo. Ahora se refleja la cantidad total real, lo que no supone incremento alguno, pero sí permite que los castellano manchegos sepamos realmente lo que nos cuestan, cosa que con ellos desconocíamos.
Publicado en
La Tribuna de Albacete (14-06-12)
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